Fentanilo y redes criminales: el nuevo rostro del narcotráfico, según Crisis Group

Fotografía del proceso de análisis del opioide sintético fentanilo realizado por científicos de la Dirección de Antinárcoticos de Colombia en su laboratorio químico de investigación, en Bogotá (Colombia).EFE/ Mauricio Dueñas Castañeda

11 de marzo de 2025 (EFE).- A pesar de décadas de estrategias represivas, el narcotráfico en América Latina ha evolucionado, fragmentándose en redes criminales cada vez más diversificadas y con la aparición del fentanilo, mientras que las operaciones militares y policiales han reconfigurado las rutas del narcotráfico, fortalecido a grupos delictivos y aumentado la corrupción institucional, según un informe de la organización no gubernamental (ONG) International Crisis Group (ICG) difundido este martes.

Estados Unidos continúa impulsando ofensivas contra los carteles, pero la evidencia sugiere que estas acciones suelen intensificar la violencia en lugar de reducirla, por lo que lo recomendable es aplicar estrategias combinadas que incluyan mejoras en la acción policial, programas de desarrollo económico y control del tráfico de armas, considera el grupo de expertos de este centro de pensamiento, con sede en Bruselas (Bélgica) y financiado a partes iguales por Gobiernos y fundaciones.

Transformaciones en el narcotráfico

El tráfico de drogas ya no está dominado por carteles jerárquicos, sino por redes descentralizadas que externalizan distintas fases del proceso. Además de la producción y distribución de drogas, estas organizaciones han expandido sus actividades a la extorsión, el secuestro y el tráfico de armas.

La corrupción estatal facilita su operación, con jueces, policías y funcionarios públicos cooptados o amenazados, considera ICG, que también apunta que en varias cárceles de la región, los grupos criminales operan con autonomía, utilizando los centros penitenciarios como bases de operaciones.

El narcotráfico ha crecido más allá de Colombia y México, impactando a países que anteriormente no eran centros de tráfico, como Ecuador y Costa Rica. Ecuador, en particular, se convirtió en 2024 en el país más violento de Sudamérica debido al incremento de la actividad de grupos criminales ligados al narcotráfico.

«Efecto globo»

El fenómeno del “efecto globo” ha resultado determinante en la expansión del crimen organizado: cuando las fuerzas de seguridad bloquean una ruta, los traficantes simplemente trasladan sus operaciones a otro territorio con menor control estatal.

Esta estrategia ha permitido la propagación del crimen organizado por toda América Latina.

El informe describe los niveles en los que operan las redes criminales, partiendo de los empresarios y financieros que invierten en el tráfico de drogas sin involucrarse directamente en su operación, utilizando mecanismos de lavado de dinero en sectores legales, y siguiendo con las organizaciones que controlan el transporte de drogas a mercados extranjeros mediante rutas marítimas y aéreas.

A continuación están los grupos nacionales que supervisan la producción y garantizan el tránsito seguro de la droga dentro de sus territorios, y por último, las pandillas locales, que manejan la venta minorista y el control territorial, recurriendo a la violencia y la extorsión.

El impacto del fentanilo en el narcotráfico

El fentanilo ha cambiado la economía del narcotráfico. Su producción, más barata y sencilla que la de la cocaína o la heroína, ha permitido que los grupos criminales mexicanos se conviertan en actores clave en su manufactura y distribución. A diferencia de la cocaína, que requiere cultivos a gran escala, el fentanilo puede producirse en laboratorios clandestinos con precursores químicos importados de China, detalla el informe.

El alto margen de ganancia y la dificultad para rastrear su origen han convertido al fentanilo en una droga de alto impacto, generando una crisis de sobredosis en EE.UU y su proliferación ha complicado aún más los esfuerzos para controlar el narcotráfico, agrega.

La violencia es un componente estructural del narcotráfico. Mientras que las grandes ganancias se concentran en los niveles superiores de las redes criminales, la violencia se manifiesta en la base, donde los grupos locales compiten por el control territorial.

En comunidades marginadas, los grupos delictivos cumplen funciones similares a las de un gobierno, proporcionando empleo, seguridad y asistencia social a poblaciones vulnerables. Para muchos jóvenes, la falta de oportunidades económicas hace del narcotráfico una opción viable de subsistencia, considera el estudio de ICG.

La guerra territorial ha hecho que algunas ciudades latinoamericanas sean de las más violentas del mundo. En ciertos barrios, los grupos criminales han impuesto límites invisibles, cuya violación puede resultar en la ejecución de quienes los crucen. Además, la violencia de género es una táctica común en estos entornos, donde las mujeres se consideran propiedad de las bandas, advierte ICG.

Corrupción y obstáculos estatales

Uno de los principales obstáculos en la lucha contra el narcotráfico es la corrupción. Las organizaciones criminales han logrado infiltrar las instituciones estatales, asegurando impunidad para sus operaciones. En México, Ecuador y Honduras, se han documentado vínculos entre jueces, fiscales y grupos criminales, dificultando los esfuerzos para desmantelar estas redes.

El asesinato de políticos y funcionarios que intentan enfrentar al crimen organizado es una táctica común. Durante las elecciones mexicanas de 2024, más de 130 candidatos fueron atacados y 32 fueron asesinados por negarse a colaborar con grupos delictivos, alerta esta ONG, para la que la estrategia basada exclusivamente en la represión militar ha demostrado ser ineficaz para mitigar la violencia del narcotráfico.

Los expertos sugieren enfoques integrales que aborden tanto la seguridad como las causas estructurales del problema, como la modernización y profesionalización de la policía para reducir la dependencia de operativos militares y la creación de oportunidades laborales y programas sociales para evitar la captación de jóvenes por organizaciones criminales.

También sugieren la reducción del acceso a armamento de alto calibre, con especial atención a las armas que ingresan desde EE.UU., e incluso, en contextos específicos, explorar diálogos con ciertos grupos criminales para reducir la violencia y facilitar procesos de desmovilización.