Tres de Febrero: Indignación vecinal por escuelas rodeadas de basura

Microbasural frente a la Escuela Primaria 36, en el barrio Churruca. Arriba a la derecha: Walter, un vecino de la zona, junto a otros residentes, ha tomado la iniciativa de alzar la voz y reclamar a las autoridades locales acciones concretas para abordar el problema del arrojo ilegal de desperdicios. Foto: Edgardo Onischuk para www.miperiodico.com.ar

Buenos Aires, 14 de enero de 2025 (Mi Periódico).- Los vecinos del barrio Churruca exigen una acción inmediata y efectiva por parte de las autoridades municipales para eliminar los microbasurales a cielo abierto que se encuentran cerca de la Escuela Primaria 36 y del Jardín de Infantes 921. Esta situación representa un grave riesgo para la salud y el bienestar de la comunidad, especialmente para los niños y niñas que asisten a estas instituciones educativas.

Es preocupante la contradicción que se presenta: mientras en las escuelas se enseña la importancia de cuidar el medio ambiente y vivir en un entorno saludable, se permite la existencia de un foco de contaminación justo a las puertas de estas instituciones.

Walter, un vecino del barrio, ha expresado su inquietud por la creciente acumulación de basura en su comunidad. “Le pedimos a las autoridades que retiren toda la basura que está frente a la escuela primaria 36 y la que se encuentra en la esquina del cruce de las calles Churruca y Tucumán, frente al Jardín de Infantes 921”, reclamó.

La situación, que se agrava día a día, pone en riesgo la calidad de vida de los vecinos, quienes esperan una pronta respuesta de las autoridades para resolver este problema.

Walter, junto a otros residentes de la zona, destaca la necesidad de un espacio público más limpio y accesible. La acumulación de basura y la falta de mantenimiento no solo afectan la salud y seguridad de quienes utilizan la plaza Churruca, sino que también impactan negativamente en la calidad de vida de toda la comunidad.

Es urgente que las autoridades municipales presten atención a estos problemas.

Es fundamental que la comunidad no solo exprese su descontento, sino que también se una para exigir soluciones concretas. Esto podría incluir la implementación de un programa de recolección de basura más efectivo, la reparación de rampas para personas con discapacidad y una mejora en la iluminación de la plaza.

La situación que enfrentan estos vecinos es un claro llamado a la acción para que las autoridades escuchen y respondan a las necesidades de la comunidad, asegurando un espacio público seguro y limpio para todos, especialmente para los niños que juegan y crecen en ese entorno.

Crear conciencia sobre estos problemas es el primer paso para generar cambios significativos.

El problema del arrojo ilegal de basura en Tres de Febrero refleja la falta de compromiso tanto del Estado municipal como de la ciudadanía en el cuidado del medio ambiente. La presencia de cámaras de seguridad que no actúan ante estas infracciones evidencia la ineficacia del sistema de control y supervisión, generando un ambiente de impunidad que alienta a más personas a deshacerse de sus residuos de manera irresponsable.

El rol del Estado es crucial: no solo debe establecer y hacer cumplir las leyes, sino también fomentar una cultura de respeto y responsabilidad ambiental entre sus ciudadanos. Sin embargo, la tendencia de algunos funcionarios a evadir su responsabilidad y culpar a otros por el aumento de la basura refleja una falta de liderazgo y compromiso con el bienestar público. Este tipo de actitudes no solo agravan el problema, sino que también crean divisiones dentro de la comunidad.

Pero la responsabilidad no recae únicamente en el Estado; los ciudadanos también deben asumir un papel activo en la protección de su entorno. La educación ambiental es fundamental para cultivar una conciencia colectiva que valore y respete el espacio público. Sin embargo, cuando las leyes no se aplican y el control es deficiente, se genera un ciclo de desconfianza y desinterés que perpetúa el problema.

Es momento de que tanto el Estado como los ciudadanos se unan en la lucha por un entorno más limpio y saludable, dejando de lado las excusas y tomando medidas concretas que aborden la raíz del problema.

La colaboración y el compromiso son esenciales para revertir esta tendencia y construir un municipio donde el respeto por el medio ambiente sea parte de la cultura cotidiana.