Por David Ramos
CIUDAD DEL VATICANO, ITALIA, 13 ENERO 2024.- En su mensaje para la XXXII Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará el 11 de febrero de 2024, fiesta de la Virgen de Lourdes, el Papa Francisco anima a hacer “crecer la cultura de la ternura y de la compasión”, y recuerda que “los enfermos, los frágiles, los pobres están en el corazón de la Iglesia”.
El mensaje fue difundido este 13 de enero por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, y lleva como punto central una cita bíblica del Génesis: “No conviene que el hombre esté solo”.
El Santo Padre resalta que “desde el principio, Dios, que es amor, creó el ser humano para la comunión, inscribiendo en su ser la dimensión relacional. Así, nuestra vida, modelada a imagen de la Trinidad, está llamada a realizarse plenamente en el dinamismo de las relaciones, de la amistad y del amor mutuo. Hemos sido creados para estar juntos, no solos”.
“Y es precisamente porque este proyecto de comunión está inscrito en lo más profundo del corazón humano, que la experiencia del abandono y de la soledad nos asusta, es dolorosa e, incluso, inhumana. Y lo es aún más en tiempos de fragilidad, incertidumbre e inseguridad, provocadas, muchas veces, por la aparición de alguna enfermedad grave”, señala.
El Papa Francisco recuerda el sufrimiento a causa del Covid-19
El Papa Francisco recuerda luego a quienes “estuvieron terriblemente solos durante la pandemia de Covid-19; en los pacientes que no podía recibir visitas, pero también en los enfermeros, médicos y personal de apoyo, sobrecargados de trabajo y encerrados en las salas de aislamiento”.
“Y obviamente no olvidemos a quienes debieron afrontar solos la hora de la muerte, solo asistidos por el personal sanitario, pero lejos de sus propias familias”, señala.
La guerra, “la más terrible de las enfermedades sociales”
Al abordar luego el drama del “sufrimiento y soledad” causados por la guerra, el Santo Padre advierte que esta es “la más terrible de las enfermedades sociales”, y lamenta que “son las personas más frágiles las que pagan el precio más alto.
Sin embargo, advierte, “también en los países que gozan de paz y cuentan con mayores recursos, el tiempo de la vejez y de la enfermedad se vive a menudo en la soledad y, a veces, incluso en el abandono”.
El Papa Francisco denuncia luego que “esta triste realidad es consecuencia sobre todo de la cultura del individualismo, que exalta el rendimiento a toda costa y cultiva el mito de la eficiencia, volviéndose indiferente e incluso despiadada cuando las personas ya no tienen la fuerza necesaria para seguir ese ritmo”.
“Desgraciadamente, esta lógica también prevalece en determinadas opciones políticas, que no son capaces de poner en el centro la dignidad de la persona humana y sus necesidades, y no siempre favorecen las estrategias y los medios necesarios para garantizar el derecho fundamental a la salud y el acceso a los cuidados médicos a todo ser humano”.
ACI PRENSA