Por Cristóbal Vásquez
COLORADO, EE. UU., 6 DICIEMBRE 2023.- Una persona muere cada 5 minutos por sobredosis en Estados Unidos, la mayoría por el consumo de drogas sintéticas ilícitas. Para cuando haya terminado de leer este artículo, tres personas habrán fallecido por sobredosis. Es decir, cerca de 300 personas mueren al día y más de 110.000 al año, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC). Dos tercios de esos fallecimientos están relacionados con los opioides sintéticos, como el fentanilo ilícito, y lo peor, según varias organizaciones, es que miles de jóvenes están muriendo sin saber siquiera que estaban consumiendo esa sustancia. A pesar de la gravedad, en un año preelectoral, el problema se ha politizado.
“Si un avión se estrellara hoy con 300 personas, escucharías sobre esto en las noticias durante cuántas semanas, estaría en todos los canales de noticias. Pero perdemos esta cantidad de personas cada día y no escuchamos nada al respecto”, lamenta Andrea Thomas, codirectora de la organización Facing Fentanyl, una ONG que busca crear conciencia sobre peligros del fentanilo.
Andrea creó la fundación después de que su hija muriera por una sobredosis de ese opioide.“Mi hija tenía mucho dolor de estómago y ese día no tenía su medicamento. Su novio que estaba consumiendo, sin ella saberlo, le dio media pastilla que parecía una pastilla recetada. ¿Por qué no confiaría en él? Ella se toma esa pastilla y muere casi instantáneamente. Él no tenía la intención de matar a mi hija, no sabía que había fentanilo en esa pastilla, pero al día siguiente se quita la vida”.
De acuerdo con la información de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), el fentanilo es un opioide sintético que es hasta 50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más fuerte que la morfina.
El Gobierno estadounidense ha subrayado el riesgo que implica el fentanilo fabricado ilícitamente, que es diferente del farmacéutico, recetado por los médicos para tratar el dolor intenso.
El propio Gobierno ha reconocido que las sobredosis con fentanilo ilegal se han convertido en la mayor causa de muerte de los estadounidenses entre los 18 y los 49 años y solo entre el 2019 y 2021 las sobredosis fatales de fentanilo aumentaron 94%.
Y una investigación liderada por la Universidad de California-Los Ángeles (UCLA), publicada en septiembre pasado, halló que la proporción de muertes por sobredosis en Estados Unidos que involucran tanto fentanilo como estimulantes se multiplicó por más de 50 entre 2010 y 2021, al pasar del 0,6 % de los fallecimientos al 32,3 %.
De esa forma, los decesos por esta mezcla, en lo que los investigadores llamaron la “cuarta ola” de la crisis por sobredosis de opioides, saltaron en ese periodo de 235 a 34.429.
Joseph Friedman, autor principal del estudio, explicó en su momento que el fentanilo abrió “una crisis por sobredosis de polisustancias, lo que significa que la gente mezcla fentanilo con otras drogas, como los estimulantes, pero también otras incontables sustancias sintéticas”.
¿Qué es el fentanilo?
Solo 2 miligramos de fentanilo, equivalentes a 10 granos de sal, pueden ocasionar una muerte por sobredosis. Un miligramo de fentanilo tiene la misma potencia que 50 miligramos de heroína y 100 miligramos de morfina, según la Agencia de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA).
El fentanilo es un opioide sintético que se creó para controlar los dolores extremos y se usa normalmente en pacientes en cirugía o con cáncer. El medicamento fue desarrollado en 1960 por el médico belga Paul Janssen y en 1972 fue aprobado como anestésico en Estados Unidos.
Su consumo genera relajación, euforia, alivio de dolor y sedación, entre otros, pero los síntomas de una sobredosis pueden ser cambios en el tamaño de las pupilas, sudor, cianosis, coma y falla respiratoria.
El fentanilo legal viene usualmente en tabletas, parches, aerosoles y chupetas y lo prescriben como Actiq, Duragesic y Sublimaze.
El Ilegal es como un polvo blanco que las mafias están mezclando con drogas como la cocaína, heroína, metanfetaminas, marihuana y el tranquilizante animal Xilazina, entre muchas otras, con consecuencias mortales.
Pastillas falsas: morir sin saber qué estabas consumiendo
Andrea Thomas ha advertido a miles de familias que su hija murió después de tomar la mitad de una pastilla que pensó que era un medicamento recetado, pero que en realidad tenía fentanilo ilícito.
Precisamente, las pastillas falsificadas, hechas para parecerse a los medicamentos de venta con receta y que, por lo general, se encuentran fácilmente en las redes sociales, son ahora la gran preocupación en Estados Unidos.
Las mafias fabrican fentanilo y lo mezclan con otras sustancias para producir pastillas falsas de opioides contra el dolor. Por ello, muchas de las víctimas, que buscaban drogas en el mercado ilícito, mueren a causa de una sobredosis con fentanilo, creyendo que estaban consumiendo otra sustancia.
La DEA reporta que al menos 6 de cada 10 pastillas falsas que se consiguen en el mercado negro tienen una dosis potencialmente letal de fentanilo.
“Es añadido intencional y engañosamente a otras drogas debido a su extrema potencia, lo que hace que las drogas sean más económicas, más potentes, más adictivas y más peligrosas”, advierte la Organización Facing Fentanyl.
Al fentanilo ilícito, también se le conoce en el mercado negro como Dance Fever, Goodfellas, China Girl o China White, en referencia al país asiático desde donde empezó a enviarse usando el propio servicio postal estadounidense.
A Jaime Puerta, un colombiano que vive en Los Ángeles, también se le murió su hijo por sobredosis de fentanilo. Hoy Jaime viaja por el país con su organización Victims of Ilicit Drugs (VOID), concientizando a los jóvenes sobre los peligros de esta droga. “La razón por la que yo me metí a esta pelea es porque perdí a mi propio hijo, que se llamaba Daniel José y apenas tenía 16 años y medio de edad. Él falleció el 6 de abril del 2020. Mi hijo no era un drogadicto”.
Jaime Puerta, dice que esto le puede pasar a cualquiera por lo fácil que es conseguir el fentanilo en redes sociales. “Usted hoy en día va a la aplicación Snapchat, Instagram, Meta o TikTok y puede comprar las drogas por ahí. Se lo llevan a la casa… es tan fácil como pedir una pizza”.
“Dato alarmante: el carfentanilo, que es 100 veces más potente que el fentanilo y es usado como sedante para animales del tamaño de un elefante, se está empezando a consumir en las calles de EE. UU.
Menos de un dólar
Una pastilla clonada con fentanilo puede llegar a venderse hasta por debajo de un dólar en el mercado negro. A Nick Miroff, periodista del Washington Post y finalista del premio Pulitzer por una investigación sobre el fentanilo, el bajísimo precio es uno de los factores que más le preocupan en esta crisis.
“Una pastilla hoy en día, el precio ha caído tanto que vale alrededor de un dólar o dos dólares, en las calles de Seattle, Los Ángeles o San Francisco. Eso es porque el precio de fabricación es tan bajo. Uno puede producir una cantidad espantosa de fentanilo con relativamente pequeñas cantidades de químicos”, dice Miroff, agregando que el bajo precio indica que hay más oferta de droga en el mercado.
“Hemos visto el precio de estas pastillas caer en los últimos meses y eso es una señal muy preocupante porque indica que hay más oferta. Más oferta y que todos los decomisos que se han hecho en la frontera y en Estados Unidos no parecen tener un impacto importante en el precio”.
En el año fiscal 2023, que terminó el 30 de septiembre, se incautaron 12.246 kilogramos de fentanilo en la frontera, principalmente en California y Arizona. Cifra que supera los 6.397 kilogramos incautados en 2022, según la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos, CBP.
No son los migrantes los que entran la droga, son los estadounidenses
“Fabrican la droga en laboratorios clandestinos allá en México, cruzan la droga por la frontera utilizando, sobre todo, vehículos o gente que cruza a pie cargando pequeñas cantidades. Muchas veces son ciudadanos norteamericanos porque atraen menos sospecha”, dice Miroff a nuestro corresponsal en Washington.
Una vez en Estados Unidos, son los grupos criminales locales los que se encargan del narcomenudeo en el resto del país.
El 86% de las personas condenadas por tráfico de fentanilo son estadounidenses, según la Comisión de Sentencias de EE. UU. Es decir, de los 1.533 detenidos por tráfico de fentanilo, 1.322 eran ciudadanos estadounidenses y solo el 0,02% de las personas arrestadas en 2021 por cruzar la frontera ilegalmente llevaban fentanilo. Además, el 90% del fentanilo que fue decomisado el año pasado ingresó al país por puertos de entrada legales.
Cabe resaltar que cerca de 228.000 vehículos y camiones entran a Estados Unidos desde México cada día y agentes federales estiman que apenas logran incautar entre el 5 y 10% de toda la droga que viene desde México, en parte porque logran escanear menos del 10% de los vehículos y el fentanilo es mucho más pequeño y fácil de esconder, según informes del diario The Washington Post.
De drogas derivadas de plantas a drogas sintéticas
El fentanilo y las drogas sintéticas han cambiado el negocio del narcotráfico en Estados Unidos, el país que más consume drogas en el mundo.
Hay un cambio en el consumo de drogas derivadas de plantas a drogas sintéticas porque producir fentanilo y opioides no requiere todo el esfuerzo de producción que demandan drogas como heroína y cocaína.
“Todos los costos que uno asocia con la producción, por ejemplo, de heroína o de cocaína, hablando de sobornos, de control de territorio, de toda una red de seguridad armada, todas esas cosas requieren de muchos costos; en cambio, con el fentanilo que se produce en un laboratorio clandestino con químicos que no son realmente muy difícil de obtener y un proceso no tan complicado, según explican, el precio es muy pequeño y puedes hacer cantidades enormes en relativamente poco tiempo”,dice Miroff.
El fentanilo que se produce en México usa precursores químicos que en su mayoría vienen de China y cuya comercialización y entrada al país pueden ser difíciles de controlar porque estos mismos precursores se usan para hacer medicinas, pesticidas y jabones. Así lo subraya Cecilia Farfán, directora de Programas de Investigación en Seguridad del Centro de Estudios México-Estados Unidos de la Universidad de California San Diego.
¿Cómo se llegó a esta crisis?
La grave crisis de adicción y muertes por sobredosis de fentanilo y drogas sintéticas se origina hace más de dos décadas, cuando farmacéuticas como Purdue Pharma, Mallinckrodt, Actavis y Par Pharmaceutical, entre otras, inundaron el mercado con pastillas para el dolor con opioides altamente adictivos.
Entre el 2006 y el 2012, las farmacéuticas distribuyeron más de 76.000 millones de pastillas contra el dolor que contenían oxicodona o hidrocodona. Entre 2013 y 2014, fueron 24.000 millones de pastillas vendidas en todo el país.
Solo en Cincinnati, Ohio, las farmacéuticas pusieron a disposición cerca de 51 pastillas de oxicodona e hidrocodona por cada habitante en el 2011. Esto, según registros a los que medios de comunicación pudieron acceder a través de demandas.
Para tratar de frenar las adicciones, los CDC emitieron directrices que recomendaban un límite diario de 90 miligramos de morfina o su equivalente para el uso de opioides contra el dolor. Tope máximo de consumo que llevó a que, en 2019, 39 estados impusieran leyes que limitaban la prescripción de opioides.
Las nuevas regulaciones llevaron a que millones de estadounidenses, ya enviciados, tuvieran que buscar alternativas en el mercado negro para satisfacer a su vicio. Al limitar el acceso, el Gobierno dejó un vacío en el mercado que los carteles mexicanos llenaron, primero con heroína, después con fentanilo y ahora con pastillas adulteradas de opioides y otras drogas que contienen fentanilo.
Según The Washington Post, los 300 condados que recibieron la mayor cantidad de dosis de opioides recetados para el dolor per cápita entre 2006 y 2013 tuvieron posteriormente la tasa de mortalidad más alta por opioides ilícitos como la heroína y el fentanilo. Algunos de los estados más afectados son Ohio, Pensilvania, Virginia Occidental, Tennessee y Kentucky. Las poblaciones más afectadas son los afroamericanos y los aborígenes, según la Universidad de California.
¿Qué se está haciendo?
En su interés por reducir los efectos de la epidemia de fentanilo y opioides, el Gobierno del demócrata Joe Biden le ha pedido al congreso, de mayoría republicana, 46.000 millones de dólares con el fin de aplicar una estrategia de prevención.
En la Estrategia de Prevención de Sobredosis del Gobierno, se enfatiza en la reducción de daños inmediatos, ampliando la distribución de medicamentos que reversan las sobredosis como la naloxona, facilitar la entrega de jeringas para evitar más contagios de enfermedades, así como de test para determinar si la droga que se adquiere tiene fentanilo.
La respuesta a esta crisis ha sido tardía por parte de las autoridades estadounidenses, con soluciones que poco han mitigado el problema. En marzo de 2023, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. aprobó la venta sin prescripción de Narcan, un spray que revierte la sobredosis de opioides. Sin embargo, el acceso a este medicamento no es constante y no tiene efecto cuando se trata de una sobredosis por mezcla de fentanilo y el sedante xilazina, combinación que es cada vez más común en el país.
Los obstáculos para pedir ayuda
Analistas resaltan que estas estrategias ya existían y que, en época electoral -hay comicios presidenciales en 2024-, los políticos ven más atractivo seguir responsabilizando a extranjeros de los problemas internos y en asumir políticas de prohibición y punitivas contra los adictos y los responsables de la epidemia. Así lo resalta John Walsh, director de política de drogas del centro de estudios Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA).
“El tratamiento y prevención de las sobredosis es un reto para los ciudadanos que se resisten a buscar ayuda porque la respuesta ha sido muy punitiva. Por lo tanto, las personas que necesitan ayuda a menudo evitan el contacto con las autoridades precisamente porque en lugar de ser ayudadas, son más castigadas”, asegura.
El encarcelamiento masivo, sobre todo a las minorías, como parte de la estrategia punitiva tiene efectos contrarios a los objetivos para reducir el consumo y el tráfico, según Walsh, “Cuanto más estricta sea la aplicación de la ley, más fuertes son las drogas. La aplicación rigurosa proporciona incentivos a los traficantes de drogas ilegales para encontrar la sustancia más potente y pequeña que puedan vender, lo que les reporta mayores beneficios”, añade el experto.
La DEA ha tenido dificultades para llevar ante la Justicia a los narcotraficantes. Durante la última década, la agencia perdió 1.300 empleados y ahora tiene más de 800 puestos vacantes. Además, durante seis años, la DEA estuvo sin un administrador después de que Michele Leonhart anunciara su retiro en 2015 después de polémicas revelaciones de que miembros de ese organismo asistieron a fiestas con prostitutas contratadas por cárteles de la droga colombianos.
Muro fronterizo, una solución dudosa
La interdicción, las vallas en la frontera y el enfoque punitivo ha generado más distanciamiento y antagonismo con México, aliado clave para tratar de frenar el aumento excesivo de fentanilo que está cruzando la frontera.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, aseguró el 10 de abril pasado que en “México no se produce fentanilo” y, desde el 2018, suspendió un acuerdo antinarcóticos con Estados Unidos, argumentando que la ‘guerra contra las drogas’ había aumentado los índices de homicidios en México y no ayudaba a bajar el consumo en EE. UU.
La profunda adicción a los opioides y la sobredosis por el consumo de estos le ha costado la vida a tres cuartos de un millón de personas desde que empezó esta crisis, hace más de dos décadas. El daño que le ha hecho a las comunidades le ha costado a la economía 1,5 billones de dólares solo en el 2020, según un estudio del Congreso.
Es muy difícil de probar que la valla de seguridad en la frontera haya frenado el ingreso de drogas a Estados Unidos, ya que la mayoría entra por puertos legales, y tampoco son los inmigrantes indocumentados los que traen las drogas porque en su mayoría las cruzan los estadounidenses. Además, en Washington se ha politizado la crisis de fentanilo vinculándola al problema migratorio. Situación que aleja aún más una solución sensata al problema de adicción y sobredosis.
Un balance muy preocupante si se tiene en cuenta que, cuando el presidente Richard Nixon lanzó la guerra contra las drogas hace 51 años, las muertes anuales por sobredosis eran unas 6.770. Hoy, la cifra anual es de 110.000 y el pronóstico es que siga creciendo. Para Anne Milgram, nueva directora de la DEA, hoy no se trata de una guerra contra las drogas sino de una guerra para salvar vidas.
Con France24