¿Qué implica la toma de “decenas” de prisioneros israelíes por Hamás?

Palestinos transportan a un civil israelí capturado, en el centro, desde el kibutz de Kfar Azza a la Franja de Gaza el sábado 7 de octubre de 2023. © AP / Hatem Ali

ISRAEL, 9 OCTUBRE 2023.- Imágenes de carritos de golf conducidos por militantes de Hamás transportando a ciudadanos israelíes han inundado las redes sociales en las últimas horas, donde también se puede ver a jóvenes, mujeres y soldados siendo arrastrados a la fuerza dentro de vehículos que luego desaparecen en el horizonte. El conflicto entre Israel y las milicias palestinas ya llegó al pueblo israelí.

Hamás habría transportado a los que presumen ser alrededor de un centenar de prisioneros, entre los que encuentran “altos cargos y militares”, a su enclave en la Franja de Gaza en donde, gracias a un complejo sistema de túneles, históricamente le ha sido de mucha dificultad a los servicios de inteligencia israelí rastrear con precisión los movimientos de los militantes.

“No sabemos dónde se tienen a los israelíes, pero todo este asunto de los israelíes capturados no impedirá que Israel bombardee Gaza hasta destruir a Hamás”, mencionó Yaakov Amidror, ex consejero de seguridad del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.

A pesar de la renuencia en la alta esfera de la Administración del ultraderechista de Tel Aviv, Hamás es explícito en sus exigencias para devolver a los prisioneros capturados el pasado 7 de octubre: la liberación de todos los palestinos recluidos en cárceles israelíes.

Más de 4.500 hombres, mujeres y niños palestinos encarcelados por Israel
La persecución judicial en contra de los habitantes de los territorios ocupados palestinos es uno de los mayores problemas en la Franja de Gaza. Según un reporte de Naciones Unidas, uno de cada cinco palestinos ha sido arrestado por las fuerzas militares israelíes desde 1967.

Hoy existen alrededor de 4.500 nacionales palestinos recluidos en los centros de detención israelíes, según la ONG ‘Btselem’.

Las detenciones de nacionales palestinos se dan en el marco de las más de 1.600 ‘órdenes militares’ que facultan al ejército de Tel Aviv, contrariando al derecho internacional, a encerrar discrecionalmente a miles de hombres, mujeres y niños que no necesitan atentar directamente en contra del Estado de Israel para ser perseguidos.

Uno de los ordenamientos israelíes faculta a sus Fuerzas Armadas a detener palestinos con base en la prohibición de la “propaganda hostil y la incitación”. Está categoría legal contempla a todas aquellas personas que, por ejemplo, ondeen una bandera de Palestina, o aún peor, organicen una protesta en contra de Israel.

Por ello, los habitantes de la Franja de Gaza y Cisjordania pueden ser detenidos y trasladados a una cárcel en donde, si califican para una ‘detención administrativa’, pueden ser retenidos en contra de su voluntad por tiempo indefinido sin haber sido juzgados ni mucho menos sentenciados. Hay alrededor de 1.200 palestinos que están recluidos en detención administrativa.

“Es ilegal y cruel, y las consecuencias para la persona encarcelada y sus seres queridos, que a menudo se ven privados de verlos durante meses, y a veces durante años, pueden ser devastadoras,”, mencionó Amnistía Internacional en un comunicado publicado en 2017.

Sobre los niños, alrededor de 700 menores de 18 años palestinos son procesados en el sistema judicial israelí cada año, siendo el cargo más común el de arrojar piedras contra las Fuerzas Armadas de Tel Aviv. Un ‘crimen’ que puede costarle hasta 20 años de vida tras las rejas a las infancias palestinas.

Desde la ocupación israelí de los Territorios Palestinos, múltiples organizaciones internacionales que velan por los derechos humanos han denunciado a los Gobiernos de Israel por la criminalización del pueblo palestino. Un llamado al que Tel Aviv ha hecho caso omiso en repetidas ocasiones.

Para Hamás, el diálogo no es funcional para cumplir sus objetivos, por lo que la retención de prisioneros israelíes históricamente ha significado una fuerte carta de negociación para reducir la población carcelaria palestina.

El caso de Gilad Shalit
En 2006, el grupo armado de la Franja de Gaza capturó a un joven recluta de las fuerzas armadas israelíes, Gilad Shalit. Un evento que conmocionó a la sociedad israelí, misma que ejerció presión por cinco años para que el Gobierno facilitara las negociaciones que lograran traer con vida a Shalit de regreso a Tel Aviv.

En un inicio, el Estado de Israel se negó a negociar con Hamás y, en su lugar, intensificó los bombardeos a Gaza. Sin embargo, la presión social de un pueblo en el que el servicio militar es obligatorio, para hombres y mujeres, y que fomenta a que las juventudes se enlisten en el Ejército, con la promesa de que no los dejarán atrás en ningún caso, provocó que Israel se sentara a negociar.

No fue hasta 2011 cuando ambas partes llegaron a un acuerdo que resultó en la liberación de más de 1.000 palestinos encarcelados por Tel Aviv a través de los años, algunos sentenciados por homicidios de ciudadanos israelíes. La vida de un joven soldado valió para que Hamás devolviera a un millar de nacionales a su territorio.

Una situación que también recuerda a lo ocurrido en 1985, cuando Israel liberó a 1.150 palestinos encarcelados a cambio de tres rehenes resguardados en Gaza.

“En la guerra hay que ser brutal”

Aunque la historia parece a favor de Hamás en el rubro del intercambio de prisioneros, podría parecer, a tenor de sus propias palabras, que el Gobierno de Netanyahu está enfocado en arrasar con la existencia de dicho grupo militar, cueste lo que cueste.

El Ministro de Finanzas y líder de la ocupación, Bezalel Smotrich, estuvo presente en la reunión gubernamental de emergencia que tuvo la alta esfera política israelí después del ataque de Hamás. Una charla en donde Smotrich habría exigido que el ejército israelí “golpeé brutalmente a Hamás, sin muy en cuenta el asunto de los cautivos”.

“En la guerra hay que ser brutal (…) Tenemos que asestar un golpe como no se ha visto en 50 años y acabar con Gaza”, afirmó el ministro israelí según la agencia ‘AP’.

El ataque sin precedentes de Hamás a territorio israelí detonó un estado de alerta máxima en Israel, que parece rechazar categóricamente las negociaciones con un grupo que tiene deseo de exterminar en su totalidad. Sin embargo, las familias de los prisioneros podrían ejercer tanta presión como en 2011, aunque el desenlace de la historia no está claro por el momento.

France24, con Reuters, AP y medios locales