EE. UU., 22 de marzo de 2025.- George Foreman, el temible peso pesado, que perdió el ‘Rumble in the Jungle’ contra Muhammad Ali antes de su inspirador segundo acto como sorprendente campeón y exitoso hombre de negocios, murió el viernes por la noche. Pocos boxeadores han tenido más grandes momentos que el gran George Foreman, e incluso después de abandonar el cuadrilátero, no había hecho más que empezar.
20 años después de su combate con Ali, Foreman, de 45 años, se convirtió en el hombre de mayor edad en ganar el campeonato de los pesos pesados, lanzando una combinación perfecta para arrebatarle el título a Michael Moorer en una épica sorpresa. La familia de Foreman anunció su muerte en las redes sociales, sin decir cómo ni dónde había fallecido.
“Un predicador devoto, un marido devoto, un padre cariñoso y un orgulloso abuelo y bisabuelo, vivió una vida marcada por la fe inquebrantable, la humildad y el propósito”, escribió su familia. “Humanitario, olímpico y dos veces campeón del mundo de los pesos pesados, era profundamente respetado. Una fuerza del bien, un hombre disciplinado, convencido y protector de su legado, que luchó incansablemente por preservar su buen nombre, por su familia”.
Foreman, nativo de Texas, comenzó su carrera de boxeador como medallista de oro olímpico que inspiraba temor y admiración cuando ascendió a la cima de la división de los pesos pesados al detener a Joe Frazier en 1973. Su formidable aura se evaporó sólo un año después, cuando Ali logró una de las victorias más audaces de la historia del boxeo en Zaire, actual República Democrática del Congo, provocando y burlándose de Foreman para que perdiera su cinturón.
Foreman abandonó el deporte unos años después, pero regresó tras diez años de ausencia y un despertar religioso. Posteriormente, protagonizó entonces uno de los nocauts más espectaculares de la historia del boxeo, derribando a Moorer, 19 años más joven que él, con un derechazo quirúrgico y haciéndose con los dos cinturones de peso pesado de Moorer. Los 20 años de Foreman son sin duda el intervalo más largo entre títulos de los pesos pesados.
La transformación de Foreman en una figura inspiradora fue completa, y luchó solo cuatro veces más, terminó 76-5 con 68 nocauts, antes de pasar a su siguiente carrera como hombre de negocios, publicista y actor ocasional. Fuera de los cuadriláteros, se le conoció sobre todo como imagen de la parrilla George Foreman, que se lanzó el mismo año de su victoria sobre Moorer. Vendió más de 100 millones de unidades y lo hizo mucho más rico que su deporte.
“George era un gran amigo no sólo mío, sino de toda mi familia”, dijo el presidente de Top Rank, Bob Arum. “Hemos perdido a un miembro de la familia y estamos absolutamente devastados”.
Un cambio de vida radical
Foreman se dedicó a la delincuencia mientras crecía en el Fifth Ward de Houston, pero cambió su vida gracias al boxeo. Formó parte del equipo olímpico de Estados Unidos en 1968 y ganó la medalla de oro en Ciudad de México siendo un adolescente, al derrotar a un rival de 29 años en una actuación estelar.
Foreman ascendió a la cima del boxeo profesional durante los cinco años siguientes, pero también fue percibido como un deportista distante y antipático, tanto por su comportamiento como por los sesgados prismas raciales de la época. Jim Lampley, el veterano locutor de boxeo que trabajó junto a Foreman durante muchos años en la HBO, dijo a The Associated Press el viernes por la noche que el comportamiento inicial de Foreman fue un intento de su equipo de emular a Sonny Liston, el campeón de los pesos pesados de la década de 1960.
“En algún momento se dio cuenta de que no era él”, dijo Lampley. Foreman derrotó a Frazier en Jamaica en enero de 1973 para ganar el cinturón, y su nocaut inspiró la icónica frase de Howard Cosell: “¡Abajo Frazier! Cae Frazier!”. Foreman defendió su cinturón contra Ken Norton antes de aceptar el combate contra Ali en el ahora inmortal combate organizado en África por el promotor Don King.
Foreman declaró a la ‘BBC’ en 2014 que aceptó la pelea casi por caridad hacia Ali, de quien sospechaba que estaba arruinado. “Dije que iba a salir y matarlo, y la gente dijo: ‘Por favor, no digas que vas a matar a Muhammad'”, dijo Foreman. “Así que dije: ‘Vale, le golpearé hasta tirarle al suelo’. Así de fácil pensé que sería el combate”.
Agotado y desilusionado, Foreman dejó de pelear en 1977 y pasó la siguiente década predicando y trabajando con niños en Houston tras su despertar religioso. Regresó al boxeo en 1987, a finales de la treintena, con el plan de desafiar al tiempo con frecuentes apariciones en el ‘ring’, y acumuló una larga serie de victorias antes de perder ante Evander Holyfield en un combate por el título sorprendentemente competido en 1991.
Tres años más tarde, Foreman se enfrentó a Moorer en Las Vegas, más por su fama que por su capacidad para derrotarle. El campeón pareció ganar los nueve primeros asaltos con bastante comodidad, ya que Foreman era incapaz de asestar sus golpes más lentos.
Foreman abandonó definitivamente los cuadriláteros en 1997, aunque en ocasiones habló de volver. Se instaló en una vida como analista de boxeo para la HBO y como lanzador de las parrillas que hicieron crecer su fama y fortuna. Gran parte del mundo conoció pronto a Foreman como un amigo entrañable.
“Empezó a actuar como un vendedor de productos con una gran sonrisa gigante en la cara”, recuerda Lampley. “Cuando trabajaba con él, la gente decía: ‘George es un payaso’. Y yo les decía: ‘Bueno, podéis llamarle payaso, pero en realidad es un genio. Puede que sea el mayor genio que he conocido’. Y la gente decía: “Bueno, genio, ¿qué quieres decir?” Yo decía: “Bueno, comprueba la cuenta bancaria”. Si eso no es prueba suficiente, no sé lo que es. Así que era un genio. Era un genio humano”.
Foreman protagonizó brevemente una comedia de situación llamada ‘George’ en los años 1990, e incluso apareció en el concurso de canto de telerrealidad ‘The Masked Singer’ en 2022. En 2023 se estrenó una película biográfica basada en su vida. Foreman tuvo 12 hijos, cinco de ellos llamados George Edward Foreman.
“Legendario campeón de boxeo, predicador que cambió vidas, esposo, padre, abuelo y bisabuelo y el mejor amigo que podrías tener”, escribió en las redes sociales el presidente del CMB, Mauricio Sulaimán. “Su recuerdo es ya eterno, que Big George descanse en paz”.
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