Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 24 de enero de 2025.- La reciente decisión del ministro Luis Caputo de reducir temporalmente las alícuotas de derechos de exportación para los principales productos agroindustriales en Argentina busca abordar dos objetivos clave: aliviar la presión sobre el sector agrícola y aumentar las reservas internacionales del Banco Central (BCRA).
La reducción en las alícuotas, que afecta a productos como la soja, los cereales y el girasol, permitirá a los agricultores obtener mayores ingresos por sus ventas.
La soja verá su alícuota reducirse del 33% al 26%, y los cereales como el maíz, trigo y cebada pasarán de un 12% a un 9,5%. Sin embargo, esta medida es temporal y tiene como fecha límite el 30 de junio, lo que impulsa a los agroexportadores a actuar rápidamente para maximizar sus beneficios antes de que finalice el plazo.
Para acceder a estas reducciones, los exportadores deberán cumplir con nuevos requisitos, como registrar sus operaciones a través de un DJVE especial y liquidar las divisas generadas en un plazo de 15 días hábiles.
Este cambio en la normativa también refleja la urgencia del gobierno por incrementar las reservas de dólares, clave para manejar la brecha cambiaria entre el tipo de cambio oficial y el mercado paralelo.
La estrategia de Caputo puede ser vista como un intento de “matar dos pájaros de un tiro”, ya que no solo busca satisfacer las demandas del sector agropecuario, que ha estado reclamando medidas favorables, sino también fortalecer la posición del BCRA en un contexto económico desafiante.
La concentración de las ventas de granos en el primer semestre del año permitirá al BCRA contar con mayores recursos para intervenir en el mercado cambiario, lo que podría ayudar a estabilizar la economía argentina.
En resumen, esta medida no solo representa un alivio temporal para los productores, sino que también es una maniobra estratégica del gobierno para gestionar la economía y las finanzas del país en un momento crítico.
Con Bichos de Campo