Desestabilización Francesa: El hundimiento del Gabinete Barnier y el desafío a Macron

Archivo. El presidente de Francia, Emmanuel Macron (d), y el primer ministro de Francia, Michel Barnier. © EFE / Ludovic Marin

París, Francia, 5 de diciembre de 2024.- El Gobierno de Michel Barnier cayó este miércoles 4 de diciembre, tan solo tres meses después de ser elegido por el presidente Emmanuel Macron.

La moción de censura propuesta por el bloque de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) fue aprobada por una amplia mayoría de 331 parlamentarios, superando con comodidad los 288 necesarios para derribar al Gobierno.

En un inusual escenario, legisladores de la extrema derecha de Agrupación Nacional (RN) unieron fuerzas con el conglomerado izquierdista para terminar con el corto mandato de Barnier, quien solo gozaba del apoyo del centrismo y la derecha tradicional francesa.

Ningún Gobierno francés había perdido en una moción de censura desde 1962, cuando Georges Pompidou fue cesado por el Parlamento. Se espera que Barnier entregue su renuncia a Emmanuel Macron en las próximas horas, aunque podría mantenerse como primer ministro interino hasta que el presidente escoja a su reemplazo.

Con el Gobierno Barnier censurado, Francia se encamina a un escenario inhóspito en este siglo, terminando el 2024 sin una administración estable ni un presupuesto para el 2025, aunque la Constitución francesa permite a la Presidencia cierto margen de maniobra para evitar la ingobernabilidad.

Está presupuestado que Emmanuel Macron salga a dar un mensaje ante la ciudadanía en la noche del próximo 5 de diciembre.

Macron, el señalado por la inestabilidad francesa

El presidente francés ha estado en el centro de una cadena de decisiones que profundizan cada vez más la crisis política en París. Desde su polémica decisión de llamar a elecciones parlamentarias tras los desastrosos resultados de su coalición en los comicios europeos de junio, Francia ha enfrentado un período de inestabilidad política intensa, achacada a los errores de cálculo macronistas.

Después de una primera vuelta en la que la ultraderecha de Marine Le Pen se llevó la ventaja, la izquierda se agrupó en el NFP para detener el avance de los ultras, aliándose a la vez con partidos centristas en elecciones específicas. La estrategia surtió efecto y el NFP evitó una mayoría de RN en la Asamblea Nacional, un escenario de pesadilla para algunos.

Con el triunfo de la izquierda en las elecciones parlamentarias, se esperaba que Macron escogiera a un primer ministro procedente de alguno de los partidos que conforman el NFP. Sin embargo, el mandatario se decantó por un viejo lobo de mar de la derecha tradicional, argumentando que un Gobierno de izquierda no podía garantizar estabilidad.

Así, llegó Michel Barnier a Matignon. De 73 años, Barnier es un exnegociador de la Unión Europea durante el Brexit y su elección fue justificada por Macron debido a su carácter negociador y su imagen neutral en los grupos más moderados de la izquierda.

Sin embargo, la estancia de Barnier como primer ministro distó mucho de la figura estabilizadora que Macron había prometido. Desde que fue anunciado como la apuesta presidencial, el NFP amenazó con preparar un voto de censura, acusando a Macron de atentar contra la democracia francesa y el interés popular.

Barnier fue señalado por la izquierda de ser intransigente en las negociaciones del presupuesto gubernamental, además de acusarlo de querer pactar con la ultraderecha para asegurar la gobernabilidad. Mientras tanto, RN también expresaba su inconformidad con Barnier.

Apenas tres meses después, Barnier está fuera del Gobierno, por una unión de la izquierda y la ultraderecha, mientras que el NFP exige a Macron que sea el próximo en salir del Gobierno.

“La inevitable censura ha tenido lugar. Incluso con un Barnier cada tres meses, Macron no durará tres años”, escribió el líder de La Francia Insumisa (LFI), Jean-Luc Mélenchon, a través de una publicación en su perfil de X.

Por su parte, Le Pen, aunque no pidió expresamente la renuncia del presidente, sí le exigió a Macron el reflexionar si aún “puede seguir sacrificando la suerte de los franceses por su propio orgullo y puede seguir afrontando el despecho de los ciudadanos”.

¿Quién reemplazará a Barnier?

El futuro sobre el futuro huésped de Matignon es sumamente borroso y difícil de dilucidar, y se espera que, con el próximo comunicado de Macron, las intenciones del Presidente con su nuevo nominado a premier se vayan aclarando hacia el inicio del 2025. Empero, la izquierda y la ultraderecha comienzan a reorganizarse para afrontar la selección del reemplazo de Barnier.

Por su parte, el líder del Partido Socialista, Olivier Faure, mencionó durante una entrevista que el bloque progresista sigue confiando en su legitimidad popular para encabezar el próximo Gobierno, añadiendo que “Emmanuel Macron tiene que aceptar la idea de un primer ministro de izquierdas abierto al compromiso”.

Con anterioridad, Faure ya ha reconocido la existencia de divisiones políticas dentro del NFP, lo que abre un pasaje de incertidumbre en el progresismo, con la duda eterna sobre si la izquierda se podrá poner de acuerdo en la nominación de un líder que pueda convencer, no solo en otros bandos del espectro político, pero dentro del mismo seno de la coalición.

Por otro lado, la lideresa de RN avisó, en un tono más moderado, que su representación está lista para “dejar gobernar” al reemplazo de Barnier, aunque señaló como una de sus prioridades la renegociación del presupuesto.

“Vamos a co-construir – no solo con la Asamblea Nacional, sino con todas las fuerzas presentes en la Asamblea Nacional – un presupuesto que sea aceptable para todos, y que sea el presupuesto que se aplique al pueblo francés”, dijo Le Pen durante una entrevista con TF1.

Todavía sin nombres en la mesa, los próximos días serán cruciales para la estabilización del futuro francés y Macron tendrá, de nuevo, la responsabilidad de elegir al nuevo inquilino de Matignon.

France 24, con EFE y Reuters