Emilia Rojas Sasse
22 JUNIO 2024.- El periódico Süddeutsche Zeitung dedica un comentario al presidente argentino: “Naturalmente, sería lindo que hubiera una fórmula mágica, un par de tuercas que todo lo regulan o una pócima milagrosa. Se juntan los ingredientes adecuados, se revuelve, y todos los problemas quedan resueltos.
Javier Milei es alguien que promete tales milagros. (…) Lástima que la presunta fórmula mágica tenga graves efectos secundarios. Porque todas las hermosas cifras económicas se basan en brutales medidas de ahorro: la pobreza aumenta, la economía se contrae. Se trata pues de una medicina amarga, y es dudoso si al final tendrá efecto; eso ya lo ha demostrado el pasado.
En efecto, Sudamérica ya ha probado hasta la saciedad la receta de ‘mercado en vez de Estado’. El ejemplo más conocido es el de Chile, donde los militares tomaron el poder mediante un golpe, en 1973. Miles de opositores fueron asesinados y la economía se transformó de acuerdo con los postulados de la escuela neoliberal de Chicago y su más famoso representante, Milton Friedman. Entre sus más fervorosos seguidores se cuenta, por demás, Javier Milei. Incluso uno de sus queridos mastines se llama Milton.
Mucho de lo que el presidente argentino quiere hacer hoy en su país, ya se probó en Chile: empresas estatales fueron privatizadas y se abrieron los mercados. El vecino de Argentina es hoy, de acuerdo con los datos, uno de los países más próspero de América Latina; al mismo tiempo, Chile es uno de los países en que los ingresos están distribuidos con menor equidad. Puede que la pobreza se haya reducido, pero, a pesar de ello, el descontento es grande”.
“Menos motosierra y más tijeras de podar”
El diario Frankfurter Allgemeine Zeitung tematiza la concesión de una distinción liberal a Milei y apunta: “Desde la perspectiva de las relaciones públicas, el asunto ya es un éxito para todos. Una asociación que cuenta con apenas unos 300 miembros consigue traer a Alemania a un jefe de Estado en funciones, para entregarle un premio. El presidente recibe una tribuna en un país en el que es visto mayoritariamente con escepticismo; y la asociación recibe la atención que normalmente no consigue.
Ese es uno de los relatos sobre la concesión de la medalla de la Sociedad Hayek de Berlín. La otra historia comienza con la pregunta de si Milei es digno del galardón: un hombre que lleva apenas medio año en el cargo y en su campaña electoral anunció, blandiendo una motosierra, la transformación radical del Estado, la economía y la sociedad. Y esto lleva a la pregunta de cuánto pueden acercarse los liberales a personas y posiciones de derecha, sin traicionar las ideas liberales más propias.
Stefan Kooths, presidente de la Sociedad Hayek, comienza relativizando. ‘El premio no es una canonización’ dijo. Agregó que no hay garantía de que Milei tenga éxito en lograr levantar a su país, carcomido por la hiperinflación, la corrupción y el estatismo. ‘Pero, por lo menos, ha logrado que el país tenga ahora una oportunidad de utilizar por fin su enorme potencial’, dice Kooths. (…)
¿Merece Milei, el presidente que despierta esperanzas y temores, una distinción de esta organización liberal? ‘Me parece una apuesta arriesgada’, dice Stefan Kolev, jefe del Foro Ludwig Erhard, de Berlín. Que alguien se remita a pensadores como Hayek, le parece una buena premisa, pero no suficiente para que su política sea buena.
Lo que más le preocupa es la motosierra con la que Milei hizo campaña. ‘No considero que la motosierra sea un instrumento compatible con la democracia, y no deja de ser peligroso en tiempos de fragilidad’, indica el economista. Hayek siempre arremetió contra la presunción de conocimiento. ‘Y, para blandir la motosierra y saber lo que se puede cortar sin dañar el fundamento de las democracias liberales, hay que saber mucho’. Kolev pide ‘menos motosierra, y más tijeras de podar'”.
Argentina: un país como laboratorio
El semanario Die Zeit recuerda que Argentina ya tuvo en los años 90 un presidente que impuso reformas liberales, Carlos Menem, y que el experimento terminó en desastre. “No obstante, Milei consiguió 20 años después convertirse en presidente con las viejas consignas de Menem.
Como una estrella de rock, alzó los puños en la campaña electoral, y no siempre quedó claro si boxeaba contra un rival invisible o si lo sacudía la ira contra el establishment. Con una motosierra en las manos se subió a los escenarios, vociferó y amenazó con hacer picadillo todo, el Banco Central, el Estado y sus instituciones.
Con ello, ganó seguidores en todo el mundo. Para ellos, él es algo así como el mesías del liberalismo. Por fin alguien que, en los tiempos del Estado que todo lo asegura, se atrevía a liberar al capitalismo. (…)
El sábado le entregarán, en Hamburgo, la medalla de la Sociedad Friedrich August von Hayek, que cultiva la memoria de ese economista liberal. En la acomodada Europa, celebran a un presidente de la lejana Argentina, que una vez más se atreve a hacer un experimento. Un experimento en el que la sociedad de todo un país le sirve de laboratorio para probar en la práctica las ideas libertarias”.
Con dw