1 ABRIL 2024.- En el corazón de la Patagonia argentina se erige un enigmático complejo que ha sido fuente de intriga y especulación desde su construcción en 2014. Se trata de una base satelital china, un proyecto que ha profundizado los lazos entre Argentina y el gigante asiático, pero que también ha despertado recelos y sospechas, especialmente por parte de Estados Unidos.
El supuesto acuerdo entre países tiene por finalidad la cooperación en la investigación del “espacio profundo”. El proceso lo puso en marcha Cristina Kirchner, Mauricio Macri dio continuidad y Alberto Fernández lo apoyó. El presidente Javier Milei hasta la fecha no ha dado pasos contrarios al funcionamiento de la base china. La revista Newsweek Argentina realizó un informe especial sobre la misteriosa base.
Los programas espaciales chinos dependen de su red global de estaciones orbitales y terrestres. En 2012, le sumaron una pieza clave, la estación Espacio Lejano en Neuquén. Entre los riesgos para Washington está la capacidad de su antena de 450 toneladas, que actúa como una gigantesca aspiradora de información.
El embarjador de Estados Unidos en la Argentina Marc Stanley dijo sobre la Base Espacial china en Neuquén: “Me sorprende que la Argentina permita que las Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén, en secreto, haciendo quién sabe qué”.
En declaraciones al diario La Nación el embajador Stanley advirtió: “Tengo entendido que se trata de soldados del ejército chino que operan este telescopio espacial, no sé lo que hacen, creo que los argentinos tampoco lo saben, y deberían entender por qué los chinos están desplegados allí”.
En las últimas horas el Gobierno de Milei salió a responder las declaraciones del embajador de Estados Unidos en la Argentina, Marc Stanley, que manifestó su “sorpresa” respecto de que “la Argentina permita que las Fuerzas Armadas chinas operen en Neuquén”, en relación a la Base Espacial.
La antena gigantesca se levanta desde el suelo del desierto como una aparición, una torre de metal resplandeciente que se eleva dieciséis pisos sobre un tramo interminable de la Patagonia azotado por el viento.
El dispositivo de 450 toneladas, con su enorme plato que parece abrazar los cielos abiertos, es la atracción principal de una estación de control para satélites y misiones espaciales que tiene un valor de 50 millones de dólares y fue creación del Ejército chino.
Argentina usa parte de esta antena para estudiar planteas y objetos astronómicos, pero comprobó que existen cláusulas confidenciales que impiden saber qué uso le da China a las instalaciones.
La base solitaria es uno de los símbolos más impactantes de la estrategia que Pekín lleva implementando desde hace tiempo para transformar Latinoamérica y dar forma al futuro de la región, a menudo a través de maniobras que socavan directamente el poder político, económico y estratégico de Estados Unidos en esta.
El 3 de febrero de 2022, tras reunirse con Putin en Moscú, el presidente Alberto Fernández dijo que Argentina debía ser la “puerta de entrada” de Rusia en América Latina.
Otra instalación espacial china en la región es la de El Sombrero, una base aérea en el estado venezolano de Guárico y construida por CGWI. En Bolivia, la estación de La Guardia permite a la CNSA comunicarse con el satélite TKSat-1, también de la CGWI. Debido a proyectos como el China-Argentina Radio Telescope y el Telescopio Láser Satelital, ambos en la provincia de San Juan, el país austral concentra la atención de Washington. Y no es la única razón.
En su cuenta de X, el general César Milani, exjefe del Ejército argentino (2013-2015) y conocido por su filiación kirchnerista, escribió el 29 de julio de 2023 que la “férrea defensa rusa” ha logrado frenar los embates de la OTAN y que una vez que Putin finalice la guerra “veremos un mundo más equilibrado” y favorable para países como Argentina, históricamente “sometidos a EEUU”.
El acuerdo estipula que la base operará durante 50 años
La agencia china CLTC, que depende del Ejército Popular de Beijing, tiene libertad para explorar el espacio durante ese período con una exención impositiva total. La base se utiliza para observación radioastronómica y para Telemetría, Telecomando y Control (TT&C) de misiones interplanetarias al espacio profundo. Desde su puesta en marcha, investigadores argentinos han realizado observaciones radioastronómicas en la base
La base se encuentra en un terreno de 200 hectáreas que Argentina cedió a China por un período de 50 años. Desde entonces, la presencia china en la zona ha sido casi fantasmagórica. Los pocos residentes chinos de la base rara vez se dejan ver en el pueblo, y su interacción con los locales es mínima. Este hermetismo ha alimentado todo tipo de teorías conspirativas entre los habitantes de Las Lajas, quienes se preguntan qué es lo que realmente sucede tras los muros de la base.
China ha asegurado en repetidas ocasiones que la base tiene únicamente fines civiles y científicos, como la exploración de la Luna y el espacio profundo. Sin embargo, el hecho de que la instalación dependa del Ministerio de Defensa chino ha generado dudas sobre posibles usos militares, como el espionaje satelital.
La base de Neuquén es un símbolo de la creciente relación entre Argentina y China en las últimas décadas. China se ha convertido en el segundo socio comercial de Argentina, y los acuerdos entre ambos países abarcan áreas que van desde lo económico hasta lo científico y cultural. Sin embargo, esta estrecha relación no está exenta de controversias.
Estados Unidos, la potencia rival de China, ve con preocupación la creciente influencia china en Latinoamérica. La base de Neuquén es un punto particularmente sensible en este contexto. Funcionarios estadounidenses han expresado sus sospechas de que la base pueda ser utilizada para espionaje, pero no han ofrecido a Argentina alternativas de inversión para contrarrestar la influencia china.
El misterio que rodea a la base china en la Patagonia persiste
El hermetismo de sus operadores y la falta de información clara sobre sus actividades continúan alimentando especulaciones. ¿Es realmente sólo una instalación científica, o hay algo más que China no quiere que se sepa? Esta pregunta sigue en el aire, mientras la base se mantiene como un enigmático enclave chino en el corazón de la Patagonia argentina, un símbolo de una relación bilateral cada vez más estrecha, pero también cada vez más cuestionada.
Con NA/New York Times