Por Sebastián Hadida | NA
CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES, 22 NOVIEMBRE 2023.- Si bien en las elecciones del pasado domingo, el presidente electo, Javier Milei, se ganó con toda justicia la legitimidad de gobernar, no es menos cierto que la representación del Congreso nacional, dramáticamente esquiva para el líder libertario, también tiene la legitimidad del voto para conducirse de acuerdo a la relación de fuerzas que habrá desde el 10 de diciembre.
Nunca en la historia hubo un presidente que asumirá con semejante debilidad parlamentaria: apenas 37 diputados nacionales propios de un total de 257 y siete senadores nacionales de 72. La alianza con el macrismo duro que tuvo su debut en el balotaje le permitirá acercarse a 80 diputados que responderían a sus designios, pero aún quedaría muy lejos de las 129 voluntades necesarias para el quórum.
Es por eso que el casting que “la Oficina del Presidente Electo” está llevando a cabo para seleccionar al próximo presidente de la Cámara de Diputados apunta a un perfil determinado: alguien con ADN peronista y elastizada cintura política para conseguir los acuerdos con diputados que responden a los gobernadores. También con capacidad para negociar con el radicalismo, la Coalición Cívica y el larretismo díscolo, que no serán parte del dispositivo oficialista a diferencia del macrismo.
A la luz de estos requerimientos, suenan los nombres de Miguel Ángel Pichetto y Florencio Randazzo, quienes ya mantuvieron conversaciones y se anotan entre los candidatos. El otro nombre fuerte es el de Cristian Ritondo, quien tiene un pasado peronista y conoce a los distintos actores de la Cámara de Diputados al dedillo por su vasta experiencia como diputado nacional.
Su rol como jefe de bloque del PRO también lo fue moldeando en el arte de la negociación con otros espacios políticos. Sin embargo, su encumbramiento daría el mensaje de un cogobierno entre LLA y el macrismo. Dependerá del sentido que Milei quiera imprimirle a su gestión.
Más allá de cómo termine resolviendo este dilema, quien sea el elegido no la tendrá nada fácil, por más promesas que puedan hacerle al presidente electo. Unión por la Patria será la primera minoría, con cerca de 105 diputados propios. Si bien el peronismo tuvo en octubre la peor elección de su historia, salió relativamente bien parado en términos de cosecha legislativa si se tiene en cuenta que por primera vez enfrentó unos comicios en un escenario de tercios bien definidos.
La expectativa del liberalismo es que Unión por la Patria, al abandonar la zona confortable de saberse oficialista, se encamine hacia un proceso de resquebrajamientos internos como ya sucedió a comienzos del 2016 con el Frente para la Victoria. En aquel momento, un grupo de cerca de 16 diputados comandados por el salteño Juan Kosiner y el bonaerense Diego Bossio rompió con el kirchnerismo y se ofreció como balsa de gobernabilidad para Cambiemos, junto con el Frente Renovador de Sergio Massa.
También el Frente para la Victoria perdió en 2016 a los cinco diputados del Movimiento Evita, aunque en éste caso el comportamiento del espacio conducido por Emilio Pérsico fue bastante opositor, sin articulación con el macrismo gobernante.
Pero en aquel momento Cambiemos contaba con una tropa propia de cerca de 90 diputados, que junto a los 36 del Frente UNA (Frente Renovador y aliados) y los 16 del PJ alcanzaba sobradamente el piso del quórum. Mauricio Macri gobernaba en minoría en el Congreso, sí, pero tenía aliados al alcance de la mano, y transpirando un poco podía sacar las leyes que quería.
La perspectiva para La Libertad Avanza es bastante más compleja y cuesta arriba, y deberá recurrir a una ingeniería más quirúrgica para llegar a acuerdos. Las medidas más polémicas, como la dolarización, tienen prácticamente el camino vallado en ambas cámaras del Congreso.
Con la ruptura inevitable del PRO, también se consumará la crónica de la muerte anunciada de Juntos por el Cambio. Cerca de una treintena de diputados “halcones” del PRO conducidos por Ritondo se retirarán para unir fuerzas con La Libertad Avanza, ya sea en un interbloque formal u otro tipo de alianza.
Los diputados “palomas” armarán un bloque aparte y tendrán libertad de acción para aliarse con los 35 radicales, los seis de la Coalición Cívica, los tres de Encuentro Federal (Emilio Monzó, Margarita Stolbizer y Nicolás Massot) y diputados provinciales. El caso de Pichetto queda en puntos suspensivos porque dependerá de si es designado presidente de la Cámara baja.
El rol que vaya a desempeñar este interbloque “intermedio” de cerca de 60 diputados (que podría conservar el nombre de Juntos por el Cambio o modificarlo) será clave para determinar el éxito o fracaso parlamentario de Javier Milei.