Por: Patricio Peralta
19 OCTUBRE 2023.- “Viene un tiempo grande para la patria. Los quiero arriba del barco a todos los argentinos”, dijo Sergio Massa en la Plaza del Congreso, en Buenos Aires, el 29 de septiembre. Un barco denominado Unión por la Patria, la coalición peronista que intenta mantenerse en el poder en las elecciones generales del 22 de octubre.
Massa, actual ministro de Economía, es la carta del oficialismo para enfrentar a una oposición fortalecida por el desgaste y la mala imagen, no solo del Gobierno actual, sino del kirchnerismo, luego de presidir cuatro de los cinco Gobiernos de los últimos 20 años.
Sin liderazgos claros para asumir una candidatura, la coalición peronista incluso cambió de nombre y lo hizo horas antes de que terminara el plazo para presentar las alianzas para las elecciones presidenciales.
Pasó del Frente de Todos, con el que llegó al poder el actual presidente Alberto Fernández, a denominarse Unión por la Patria. La decisión fue tomada por los líderes de los movimientos de la coalición en un intento por reflejar una unidad al interior del peronismo, que se ha visto fragmentada por la ruptura entre Alberto Fernández y su vicepresidenta y exmandataria, Cristina Fernández de Kirchner.
Con el anuncio de estos últimos de que no serían candidatos en estos comicios, quedó un vacío de poder en la coalición. En ese escenario, Sergio Massa y Juan Grabois encontraron un espacio para buscar el liderazgo de Unión por la Patria.
En las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de agosto, la coalición oficialista quedó en tercer lugar, con el 27,28 %. La victoria la obtuvo el aspirante de extrema derecha Javier Milei, de La Libertad Avanza, que obtuvo el 29,86 %; mientras que la derechista Patricia Bullrich, de Juntos Por el Cambio, quedó en segundo lugar con el 28 %.
Pese a que su fuerza quedo tercera, los resultados le dieron a Massa la candidatura presidencial del peronismo. Ahora, el político de 51 años busca por segunda ocasión la Presidencia de Argentina. Esta vez, siendo parte del movimiento y no como oposición.
Aunque Massa no termina de convencer del todo a los integrantes de esta coalición, especialmente al kirchnerismo, por sus encuentros y desencuentros con esta tendencia a lo largo de su carrera política, hoy es el salvavidas que podría mantener a flote al oficialismo.
Además de Milei, Bullrich y Massa, la papeleta electoral la completan Myriam Bregman, del Frente de Izquierda y de Trabajadores Unidad, y Juan Schiaretti, de Hacemos por Nuestro País.
El ‘superministro’
Sergio Massa, abogado de profesión, es el actual ministro de Economía del Gobierno de Alberto Fernández. Tras la sorpresiva renuncia de Martín Guzmán, asumió el manejo de tres carteras del área económica y productiva -de ahí su denominación de ‘superministro’- con el reto de ordenar las finanzas y tratar de controlar la catástrofe económica.
Un año después de asumir el cargo, la oposición critica duramente a Massa por no haber logrado encaminar la compleja economía del país, que enfrenta una inflación y pobreza al alza, así como la falta de dólares en las reservas por una sequía que golpeó el campo, el principal sector exportador y que dejó de percibir cerca de 20.000 millones de dólares.
Las medidas cambiarias y fiscales que adoptó Massa, según los candidatos de oposición, son ajustes “parche”, que no logran combatir los problemas estructurales.
Sin embargo, el ministro ha defendido su gestión con el ingreso de Argentina al bloque de países de economías emergentes conocido como BRICS, así como el acuerdo alcanzado con China, que autorizó una línea de divisas por un total de 6.500 millones de dólares de libre acceso para poder aumentar las agotadas reservas.
Además, Massa respaldó la postura de Alberto Fernández, una de las principales causas de la ruptura del presidente y la vicepresidenta en funciones, de continuar con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Mientras Cristina Fernández presionaba al mandatario para que suspendiera el pago de la deuda, el presidente y Sergio Massa lograron un acuerdo técnico para la reformulación del acuerdo de Facilidades Extendidas con la Argentina y un desembolso de 7.500 millones de dólares.
Su cercanía con el FMI podría dar luces de su gestión en lo económico, en caso de ser electo presidente.
Una carta difundida por el organismo, luego del acuerdo, señalaba que “en un contexto de elevada inflación y crecientes presiones sobre la balanza de pago, se acordó un nuevo paquete de medidas centrado en fortalecer las reservas y reforzar el orden fiscal”. Además, señala que algunas medidas “están complementándose con aumentos temporales de los impuestos sobre la compra de ciertos bienes y servicios en moneda extranjera con el fin de ayudar a compensar la pérdida de ingresos de exportación a causa de la sequía”.
Antes de asumir como ‘superministro’, se desempeñó como presidente de la Cámara de Diputados tras ganar un escaño en las elecciones de 2019. El año pasado había sido ratificado por todas las bancadas de la Cámara para que continuara como su presidente.
Su carrera política y en la administración pública data de 1999, cuando ganó sus primeras elecciones como diputado de la provincia de Buenos Aires, por el Partido Justicialista. Desde entonces, ha coqueteado con la centroderecha, el peronismo y con el kirchnerismo, un vaivén político que podría pasarle factura en estas elecciones.
Los (des)encuentros con el kirchnerismo
“Primero le entregan la economía a Massa y después le entregan la política”, dijo el politólogo Pablo Touzón a la agencia EFE sobre el poder que ha otorgado el oficialismo a su ahora candidato presidencial. Esto pese a una conflictiva relación que lleva años. Los trinos entre Cristina Fernández y Sergio Massa aún los guarda la red social X, antes conocida como Twitter.
Pasó por el Gobierno de Néstor Kirchner (2003-2007) como director de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses).
En 2008, se vinculó por primera vez, de manera directa, con Cristina Fernández, quien lo designó como jefe de Gabinete, tras la renuncia de Alberto Fernández. En 2011 es electo, por segunda vez, como intendente de la municipalidad de Tigre y, desde entonces, inicia la ruptura con el kirchnerismo, que se concretó en 2013 cuando fundó el Frente Renovador para las elecciones legislativas de ese año, en las que venció al candidato de la entonces presidenta Fernández.
Su distancia con Cristina Fernández se tradujo en una candidatura presidencial en 2015, con un rotundo fracaso, que provocó el fraccionamiento del peronismo y permitió la victoria, en segunda vuelta, de Mauricio Macri.
Para las elecciones legislativas de 2017 parecía que su ruptura no tendría vuelta atrás, cuando en un mitin político exclamó: “Cuando allá en 2013 nos querían imponer el ‘Cristina eterna’ y tuvimos el valor de frenarla. Si vuelve a aparecer, vamos a volver a frenarla”.
Su distancia con Cristina Fernández se tradujo en una candidatura presidencial en 2015, con un rotundo fracaso, que provocó el fraccionamiento del peronismo y permitió la victoria, en segunda vuelta, de Mauricio Macri.
Para las elecciones legislativas de 2017 parecía que su ruptura no tendría vuelta atrás, cuando en un mitin político exclamó: “Cuando allá en 2013 nos querían imponer el ‘Cristina eterna’ y tuvimos el valor de frenarla. Si vuelve a aparecer, vamos a volver a frenarla”.
Dos años después, regresó a las filas del kirchnerismo como diputado, de la mano del Frente de Todos, de Alberto Fernández, y se convirtió en presidente de la Cámara de Diputados. Hoy, es el candidato a la Presidencia de esta coalición y completa su fórmula con el actual jefe de gabinete, Agustín Rossi.
France24