‘Lula’ en China, una visita con múltiples apuestas para Brasil

por Lou Roméo

12 ABRIL 2023.- Poco tiempo después de la visita de su homólogo francés, Emmanuel Macron, el presidente brasileño, Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva, llegó a China el miércoles por la noche para una visita de cuatro días. En el menú: Ucrania, la economía y sur global.

Con una visita de cuatro días a China, que comienza este miércoles 12 de abril, y una reunión prevista para el viernes con Xi Jinping, Luiz Inácio ‘Lula’ da Silva prosigue el intenso maratón diplomático que se inició con su investidura el 1 de enero.

Así, el mandatario brasileño pretende relanzar una sólida relación entre China y Brasil, con importantes apuestas. A la vez, busca marcar el regreso del país latinoamericano a la escena internacional, después de un aislamiento derivado de la era Bolsonaro, el expresidente ultraderechista.

“Lula quiere reintegrar a Brasil en los asuntos mundiales y demostrar que puede desempeñar un papel relevante como mediador en un orden multipolar”, explica Gaspard Estrada, politólogo de Sciences Po.

“Esto es coherente con la tradición política brasileña, que siempre ha favorecido el multilateralismo. Brasil pretende jugar bien sus cartas y ser un actor central en las relaciones internacionales”.

Brasil vuelve a la escena internacional 

Desde su toma de posesión, ‘Lula’ —que aspira a un puesto en el Consejo de Seguridad de la ONU y presidirá el G20 el año que viene— ha estado en Argentina y Uruguay, y se ha reunido con el canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente estadounidense, Joe Biden. Ahora se encuentra en China, donde se espera que hable de Ucrania con Xi, entre otros asuntos.

El líder brasileño pretende proponer a Ucrania y Rusia un “plan de paz” desarrollado con China y otros países “neutrales” en el conflicto. Sumándose a la ambigüedad china, condenó el uso de la fuerza por parte de Vladimir Putin —sin sancionarlo— al tiempo que sugirió que Rusia se retire de Ucrania pero conserve Crimea.

Esta posición intermedia, contraria al punto de vista occidental, es compartida por muchos países del Sur Global y, por el momento, ha sido rechazada tanto por Rusia como por Ucrania. 

Consolidarse como uno de los líderes del Sur Global 

“Está claro que Lula y Xi pretenden trabajar juntos en la cuestión ucraniana, y adoptar una línea diferente a la de Occidente, basada en su condición de países ‘neutrales'”, analiza Christophe Ventura, director de investigación del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS), y autor de ‘Géopolitique de l’Amérique Latine’, publicado por Eyrolles (París, 2022). 

Si esto tuviera éxito, reforzaría a ‘Lula’, que es muy consciente de que no puede proponer un plan de paz sin China, pero quiere utilizar su capacidad de diálogo con todo el mundo para consolidarse como uno de los líderes del Sur Global.

El líder brasileño también pretende reactivar los Brics, ese dispar grupo de países emergentes con un protagonismo creciente, que reúne a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, y cuya cumbre está prevista para el próximo verano en Pretoria. 

“Desde el comienzo del conflicto, estos países han dejado de lado sus diferencias y se han unido, política y económicamente, en un polo separado de Estados Unidos y la Unión Europea. Brasil lo entiende y quiere marcar su rol”, señala Mylène Gaulard, profesora de economía en la Universidad de Grenoble y especialista en las relaciones chino-brasileñas.

Nuevas rutas de la seda 

La economía también estará en el centro de la visita de Lula, ya que China se ha convertido en el mayor socio económico de Brasil, con un tercio de sus exportaciones. Una delegación de 200 empresarios brasileños —mucho mayor que la presente durante la visita de Lula a Washington en febrero— precedió al presidente brasileño a China a finales de marzo, y negoció una veintena de acuerdos comerciales. 

En particular, los dos países decidieron comerciar directamente en sus monedas nacionales, sin el dólar. Tal como señala Gaulard, es un guiño a Estados Unidos, pero también una forma de protegerse de la inestabilidad económica de los países occidentales y de la volatilidad del dólar.

A esta estrecha relación podría unirse también la entrada de Brasil en las Nuevas Rutas de la Seda, el faraónico proyecto de inversión chino. Es una forma de que Lula refuerce el comercio entre los dos países y desarrolle inversiones en su territorio, en un momento en que Brasil atraviesa una difícil situación económica y sus perspectivas de crecimiento son modestas en 2023.

Si las conversaciones llegan a buen puerto, Brasil se unirá a la veintena de países latinoamericanos que ya participan en el proyecto chino.

FRANCE24