Así operaba la banda de “Mameluco” Villalba señalada por vender cocaína adulterada

BUENOS AIRES, 1 ABRIL 2023.- La banda narco que era liderada desde la cárcel por Miguel Ángel “Mameluco” Villalba y su hijo apodado “El Salvaje” y a la que se le adjudica la venta de cocaína adulterada en los partidos de San Martín, Tres de Febrero y Hurlingham, que provocó 24 muertes en febrero del 2022, estaba compuesta por al menos 20 personas que cumplían roles de “contadores”, “fierreros” y “vendedores”, mientras que al “hombre fuerte” de la organización se lo conoce con el apodo de “Mocho”, quien se autoproclamaba ser “el ojo derecho” de los capos narcos.

Para el fiscal federal de San Martín Paul Starc, que firmó el requerimiento de elevación a juicio de 20 presuntos integrantes de la banda -al que tuvo acceso Télam-, está demostrado que “Mameluco” y su hijo Iván Gabriel “El Salvaje” Villalba manejaban la organización que vendía drogas en diferentes búnkers de los barrios “18 de septiembre” de Billinghurst -donde funcionaba el centro logístico narco-, “Villa Sarmiento”, “Costa Esperanza”, “Libertador, “Lanzone”, “El Gaucho” y “Barrio UTA”.

Tal situación ocurrió a pesar de que tanto “Mameluco” como “El Salvaje” se encuentran alojados en la Unidad 6 de Rawson del Servicio Penitenciario Federal (SPF) y en la Unidad 35 de Magdalena del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) respectivamente, donde lograban articular la banda a partir de llamados telefónicos en los cuales “establecían con quien asociarse para la comercialización de drogas, distribuían las ganancias y fijaban los valores de venta de los estupefacientes”.

“Mocho”, la figura clave de la organización en la calle

Sin embargo, ante la imposibilidad del binomio Iván y Miguel Villalba de hacerse presentes en el territorio, quien se encargaba de “manejar la calle” de la banda era Matías Ezequiel Pare y Ruiz (32), apodado como “Mocho”, quien representaba la figura de los dos jefes.

En un audio enviado por “Mocho”, que fue anexado como prueba en la investigación, él mismo aclara: “Yo soy el ojo derecho de ‘Salvaje’ y a mí si me tiene que decir algo me lo dice, si me tiene que echar me echa”.

Al respecto, los funcionarios judiciales afirmaron que el rol de Pare y Ruiz “era versátil” ya que ejercía poder de veto sobre quienes trabajaban en la organización, establecía a quienes se les pagaba y fiscalizaba los retiros de dinero de los puntos de venta de estupefaciente.

“La droga comercializada en los asentamientos era provista personalmente por ‘Mocho’, que se la entregaba a las casas de fraccionamiento. Semanalmente, se preparan entre 2 y 3 kilos fraccionados, en bolsas termo-selladas de distinto color, para ser vendidas en los lugares de venta”, describió un informante anónimo.

“Su compromiso con el quehacer ilícito también lo coloca conociendo en la conflictividad de los puntos de venta e impartiendo directivas al encargado de turno de cómo conducirse”, explicó el fiscal Starc en la resolución sobre la labor de Pare y Ruiz.

A partir de lo descripto por los investigadores, “Mocho” solía trasladarse por la zona junto a varios vehículos, que le servían de custodia.

A raíz de ello, su padre Daniel Modesto Pare y Ruiz (63), fue señalado de garantizarle su seguridad en sus traslados junto a Federico Ariel Luna (29), por lo que ambos también fueron imputados en la causa elevada a juicio esta semana por la jueza federal en lo Criminal y Correccional 2 de San Martín, Alicia Vence.

Las escuchas, una de las claves de la investigación

La figura de “Mocho” tomó relevancia pública luego de que se conocieran unas escuchas en las que hablaba por teléfono con “Mameluco” y que vinculaban a la banda con la venta de cocaína mezclada con carfentanilo que causó 24 muertes en el conurbano bonaerense en febrero del año pasado.

Allí, “Mameluco” hace referencia a “la droga fea” y reconoce que los presuntos integrantes de su banda “hicieron cagadas” ya que “tiraron todo a la cancha lo que estaba para descartar”.

A su vez, otro de las funciones de “Mocho” incluía sobornar a agentes policiales cuando alguno de los miembros de la banda era detenido para exigirles su liberación a cambio de dinero.

De esta manera, los investigadores aseguraron que la organización mantenía una “estrecha connivencia” con la policía de la zona, y que en el mencionado hecho “quedó evidenciado de manera flagrante”.

Por otra parte, quien ocupaba un peldaño por debajo de “Mocho” en la organización era William Javier Zalazar (35), alias “El Boli”, sobre quien los pesquisas indicaron que “tenía funciones de control general de todas las actividades de la organización”.

Dichas actividades eran múltiples y, según lo probado por el Ministerio Público, la banda tenía asignados varios roles a sus miembros: vendedores de la droga; encargados de vigilar con armas los búnkers, llevar la contabilidad; recolectores de la recaudación mediante “vales”; quiénes armaban los envoltorios del estupefaciente; quiénes fraccionaban la droga; y el guardado de las armas de fuego.

Por ejemplo, Starc acusó a los imputados Iván Jesús González (26), Jésica Mayra Luna (32), Isabel Francisca Romano (40), Marcos Damián Valdivia (32) y Federico Lagraña (32) de desempeñarse como vendedores de los estupefacientes, también conocidos como “bolseros”, donde el último de los mencionados se desenvolvía como encargado del búnker situado en “Puerta 8”.

Acusadas de fragmentar las drogas aparecen Selva Ybarra (45), Oriana Ybarra (18) y Katherine Denise González (27), quien fue pareja del prófugo Alan Ramírez y se desempeñaba la “supervisora” de una de las casas de armado y fraccionamiento, “ejerciendo control sobre la labor de personas que se ubicaban en estamentos inferiores de la organización” que realizaban dicha función.

Por su lado, se endilga a Fabiana Anabela Ruiz Díaz (32) tener la función de distribuir los estupefacientes en los distintos puntos de venta minoristas, los cuales eran protegidos mediante armas de fuego por los supuestos “fierreros”, Gustavo Daniel Costa (45), alias “Chavo” y “Charly” Alberto Maidana (51).

De hecho, “Chavo” estaba encargado de uno de los puntos de venta en el barrio 18 de septiembre y fue registrado en un diálogo con la prófuga Natalia Díaz el 2 de febrero de 2021, en el que dan cuenta de que sacaron de la venta la mercadería ilícita que habría causado múltiples fallecimientos en razón de poseer dosis mortales de carfentanilo.

Además, los investigadores señalan a Solange Daiana “Nenu” Jorge (40) como la encargada del recuento del dinero recaudado, el cual era trasladado y ocultado por Adrián Martín Alonso (46) y Damián Ezequiel Barrionuevo y Salazar (28).

Finalmente, las fuentes indicaron que hay al menos tres personas que se mantienen prófugas y que estarían ligadas al funcionamiento de esta banda: uno de los hijos de “Mameluco”, Luca Nahuel “Dylan” Baigorria y los mencionados Alan Ramírez y Natalia Díaz.

Télam