Ciudades bajo fuego, matanza de civiles

Járkov suma la peor parte, 2 mil muertos, entre ellos 100 niños

Kiev, Ucrania, 05 mar 2022 – La ciudad de Járkov ha pagado hasta ahora el precio más alto de la invasión rusa a Ucrania, con más de dos mil muertos, entre ellos un centenar de niños.

Este baño de sangre, denunciado por las autoridades locales, es solo un ejemplo del impacto de la guerra en Ucrania sobre la población civil, como las noticias lo confirman en todo el país.

Como la de un centenar de personas bajo los escombros de un pueblo de las afueras de Kiev. Dramático efecto secundario de una ofensiva ininterrumpida de las fuerzas armadas de Vladimir Putin, que reforzó el asedio a los principales centros, incluido Kiev. Y las tropas consiguieron avanzar hacia el sur, centro neurálgico de las operaciones en la línea entre Donbass y Crimea.

Mientras los ojos del mundo entero están puestos en la batalla de la central nuclear de Zaporiyia, donde se rozado la posibilidad de un nuevo Chernobyl, las ciudades siguen siendo el principal objetivo de los rusos.

En el norte, Járkov es la más afectada, también en términos de víctimas. “Hemos contabilizado más de 2.000 muertos, más de 100 niños y podemos calcular cientos de muertos y heridos cada hora”, dijo el presidente del consejo regional, Serhiy Chernov.

En el segundo centro urbano del país, CNN ha geolocalizado 13 áreas en las que los ataques rusos han involucrado a civiles en los últimos tres días: zonas residenciales, escuelas, comercios, hospitales e iglesias.

La campaña aérea rusa también se intensificó sobre Chernihiv, donde el número de muertos civiles en el ataque que afectó a dos escuelas aumentó a por lo menos 47. Algunos rascacielos y casas también terminaron en escombros, dos hospitales dañados y los residentes obligados a huir a la calle y a búnkeres subterráneos.

Mientras las ciudades continúan resistiendo en el noreste, los rusos avanzan en el frente sur. Y consiguieron entrar por primera vez en la ciudad portuaria de Mykolaiv, en el Mar Negro, obligando a la armada ucraniana a hundir su buque insignia para evitar que cayera en manos del enemigo.

Mykolaiv se encuentra a medio camino entre Kherson, que cayó en los últimos días, y Odessa. Donde, según fuentes de inteligencia estadounidenses confirmadas por la Defensa ucraniana, hay varios barcos esperando la llegada de tropas terrestres para lanzar el ataque desde el mar.

Y si Odessa cayera, junto con Mariupol (ya sitiada), Rusia crearía un corredor terrestre entre Crimea, Lugansk y Donetsk.

Al tiempo que eliminaría todo acceso al mar desde Ucrania.

Mariupol aún no se ha rendido, pero la ciudad está agotada por los incesantes bombardeos. “Estamos sin agua, calefacción y electricidad, y la comida se está acabando”, dijo el alcalde Vadym Boychenko, mientras que su adjunto, Sergei Orlov, hizo un llamado a los líderes de la OTAN para que envíen sus tropas. “Es que la ciudad corre el riesgo de ser destruida como Alepo”, suplicó.

En el frente de Kiev, las fuerzas rusas todavía están rodeadas, pero según los estadounidenses todavía están bloqueadas a 25 kilómetros del centro.

Según el Ministerio de Defensa ucraniano habrían agotado la mayor parte de las reservas operativas y estarían a la espera de “recursos adicionales”.

Pero las señales de los ataques en la ciudad son terribles, y según un portavoz de Volodimir Zelensky también han alcanzado una de las viviendas del presidente ucraniano.

Además, en los alrededores de la capital se teme que un centenar de personas se encuentren bajo los escombros en el pueblo de Borodyanka. Y el bombardeo en Markhalivka habría quemado ocho casas, matando a cinco personas, incluidos tres niños. Nada más parecido al infierno. (ANSA).