MYANMAR, 27 MAR 2021 — Myanmar vive este sábado su jornada de protestas antigolpistas más sangrienta desde que comenzó la represión, con más de 90 manifestantes muertos en un solo día a manos de las fuerzas de seguridad birmanas. Mientras que el Tatmadaw o Ejército reafirma su poder en un desfile conmemorativo por el Día de las Fuerzas Armadas, donde se comprometieron a llevar a cabo nuevas elecciones.
Una nueva y sangrienta campaña de represión. Mientras decenas de militares, liderados por el comandante jefe de la junta militar golpista, Min Aung Hlaing, celebraban el desfile anual por el Día de las Fuerzas Armadas, las calles de todo Myanmar se volvieron a teñir de rojo.
La brutal represión de las fuerzas de seguridad birmanas contra los manifestantes prodemocracia deja más de 90 muertos, entre ellos al menos cuatro menores de edad, uno de ellos un niño de cinco años, siendo la jornada más atroz desde el inicio de las marchas.
Durante la noche del viernes, una caravana nocturna de personas con velas y pancartas recorrió la sureña ciudad de Dawei para exigir la liberación de los presos políticos, entre los que se encuentra la líder depuesta Aung San Suu Kyi y el fin del violento liderazgo de los militares, que desde el golpe de Estado del pasado 1 de febrero están aplacando con vehemencia las protestas en su contra, replicadas en todo el país.
Una vez entrado el día, miles de personas –en su mayoría jóvenes– desafiaron las advertencias del Ejército, levantando barricadas, plantones y marchas pacíficas contra el golpe de Estado en varias ciudades como Rangún o Mandalay, donde las manifestaciones son más multitudinarias, pero también en otra veintena de localidades.
Más de 90 muertos en la última jornada de manifestaciones
Sin embargo, en todas las ciudades y aldeas las voces díscolas de los opositores al golpe fueron aplacadas una vez más con gases lacrimógenos, violentas agresiones y disparos de munición real por parte de los militares. Según el medio local Myanmar Now, son más de 90 los manifestantes asesinados por las fuerzas del orden birmanas.
“Nos están matando como si fuésemos pájaros, incluso en nuestras propias casas”, se quejó Thu Ya Zaw en la ciudad central de Myingyan, donde al menos dos manifestantes fueron asesinados, recalcando que seguirán protestando “a pesar de todo”.
Los militares advirtieron el viernes en la televisión estatal que los críticos con la cúpula que alzaran su voz en público se expondrían a recibir disparos “en la cabeza y la espalada”, un aviso que no aclaraba si los militares habrían recibido órdenes de disparar a matar, una tónica que se viene sucediendo desde que comenzaron las manifestaciones: más de 300 personas han sido asesinadas por las fuerzas de seguridad en los últimos dos meses, la mayoría por disparos en la cabeza. Las cifras de civiles muertos se elevan drásticamente con cada nueva protesta y la letal respuesta militar, por lo que ya serían 400 los fallecidos.
El Tatmadaw celebra el Día de las Fuerzas Armadas
Este sábado, en una gran demostración de fuerza, la junta militar llevó a cabo su anual desfile en la capital, Naipyidó, en conmemoración a las fuerzas del orden. Decenas de tropas marcharon con banderas del régimen militar e imágenes del general golpista, Min Aung Hlaing, quién lanzó desde el atril varias amenazas al Movimiento de Desobediencia Civil, advirtiendo que los actos de “terrorismo que pueden ser perjudiciales para la tranquilidad y la seguridad del Estado” eran inaceptables.
El máximo representante del Tatmadaw –como se conoce en Myanmar a las fuerzas de seguridad– recalcó en un grandilocuente discurso alabando al Ejército que, tras las disposiciones del estado de emergencia de un año, se volverán a celebrar unas elecciones libres y justas, sin dar una fecha.
“El Ejército pretende unir sus fuerzas a las de toda la nación para salvaguardar la democracia”, dijo Min Aung Hlaing
Aung Hlaing defendió también la toma de poder por la fuerza, alegando un supuesto fraude electoral de las pasadas elecciones de noviembre de 2020 que reafirmaron la victoria de Suu Kyi y que ha hecho descarrilar la frágil transición del país hacia la democracia. “El Ejército pretende unir sus fuerzas a las de toda la nación para salvaguardar la democracia”, dijo en un discurso transmitido en todo el país a través de la televisión local.
El Tatmadaw está incrementando sus esfuerzos por ganarse a la comunidad internacional, después de que varios países impongan sanciones contra Myanmar y varias personalidades del Ejército.
“En las relaciones internacionales, el Tatmadaw busca la estabilidad regional con las fuerzas de defensa de las naciones amigas, incluidos los ejércitos de la ASEAN, y se esfuerza por mejorar la cooperación, el programa de intercambio a través de ejercicios y el entendimiento mutuo”, explicó Aung Hlaing, quien busca el respaldo de las fuerzas regionales, contando con el patente apoyo de Rusia y China.
El Ejército es “el enemigo de la democracia”
“Hoy es un día de vergüenza para las fuerzas armadas”, dijo el portavoz del grupo de legisladores disidentes en la clandestinidad CRPH, el doctor Sasa, sobre la celebración militar. Un acto que conmemora el inicio de la resistencia local de la ocupación japonesa durante la Segunda Guerra Mundial y al que, en ocasiones anteriores, acudían todos los líderes políticos birmanos –entre ellos Suu Kyi– y diplomáticos extranjeros.
“Son el enemigo de la democracia”, enfatizó el portavoz. Una crítica respaldada por líderes étnicos como el general Yawd Serk, presidente del Consejo de Restauración del Estado de Shan, un grupo armado: “El Día de las Fuerzas Armadas de Myanmar es más bien el día en que matan a la gente”, agregando que, si siguen disparando a los manifestantes y amedrentando a la gente “creo que todos los grupos étnicos no se quedarán de brazos cruzados”.
La unión de los grupos armados –la mayoría relacionados con minorías étnicas– podría dar un fuerte giro a las manifestaciones, que hasta el momento se han tornado pacíficas por parte de los manifestantes, pero la escalada de la represión militar está incendiando la ira de nuevos sectores de la sociedad.
Mientras tanto, las potencias occidentales miran con horror los acontecimientos en Myanmar e imponen sanciones a los líderes golpistas sin que, hasta el momento, hayan amedrentado su poder. Este sábado, un centro de divulgación gestionado por la Embajada de Estados Unidos en Myanmar fue atacado por varios disparos sin que haya heridos.
France24, con Reuters, AFP y medios locales