El secuestro es el peor de los crímenes

BOGOTÁ, COLOMBIA, 14 SEP 2020 – “El secuestro es el peor de los crímenes, porque los incluye todos y para siempre”, aseguró hoy Ingrid Betancourt, la excandidata presidencial colombiana quien permaneció seis años y medio en poder de las antiguas FARC, durante un conversatorio sobre los males que aquejan a su país.

Betancourt, afincada en Francia, fue en su momento el rostro a nivel global de la crueldad de la guerra interna colombiana y ahora es una voz que convirtió su cruda experiencia en un cúmulo de reflexiones sobre lo que le sucedió y lo que experimenta su país, tras la firma de la paz con las FARC.

La dirigente política fue secuestrada por el antiguo grupo guerrillero en febrero de 2002, tras el fin de los fallidos diálogos de paz entre esa organización y el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002),

Recobró su libertad el 2 de julio de 2008 junto a 14 personas más, entre ellas tres estadounidenses, en un operativo militar.

El secuestro es “una expropiación de la identidad, una violación del soy quien soy, es un descuartizamiento de la dignidad, una usurpación del nombre, de la voz, una anulación del ser humano”, enumeró Betancourt, tras señalar que se trata de un delito que “no tiene fecha de vencimiento”.

La excandidata hizo esas y otras reflexiones ante los miembros de la Comisión de la Verdad, creada en el marco del tratado de paz, durante un encuentro virtual en el que también planteó interrogantes y deslizó reflexiones frente a lo que le sucedió y la actualidad traumática de Colombia.

Sobre la verdad, Betancourt dijo que la mentira era el “arma de la guerra” ya que le permitía a los “poderosos y violentos” intentar “reescribir la historia” a su antojo y acomodo.

Admitió que existe una “crisis de la verdad en el mundo”, puesto que se pasó de la verdad científica a la verdad individual que solo valida como cierto lo propio, así no tenga fundamento, siempre y cuando haya un discurso que establezca razones para justificarse.

“Entramos en un cinismo conceptual y amplificado por las redes sociales, donde se puede decir cualquier cosa sobre cualquier persona”, criticó y admitió sentirse ella misma “víctima de la mentira, de la deformación” que le ha resultado “devastador”.

Criticó a los antiguos jefes de las FARC por su falta de “humildad” para aceptar y confesar la realidad de sus actos y por querer “maquillar la verdad” en un afán por hacer ver “menos cruel” lo que fue aterrador e indolente.

“La aproximación a la toma de conciencia de lo que uno ha hecho pasa por la negación; para ellos tiene que ser muy violento mirarse en el espejo del posconflicto y darse cuenta de que lo hicieron no tenía justificación y mucho menos justificación ideológica”, reflexionó.

Betancourt también habló sobre la guerra, a la que consideró “un extraordinario instrumento de impunidad para los corruptos” y sostuvo que su país se encaminó, a propósito del acuerdo de paz con las FARC, hacia el descubrimiento de que la “guerra no creo corrupción, sino que la corrupción creó la guerra”.

“La guerra es la masacre de muchas personas que no se conocen a favor o para servirle a personas que sí se conocen y no se masacran”, argumentó, citando a un poeta francés, a quien no mencionó por su nombre.