Bolivia intenta volver a la normalidad tras duras protestas

LA PAZ, BOLIVIA, 14 AGO. 2020 (AP) — Pese al anuncio de un repliegue gradual, las protestas con cortes de rutas se mantenían el viernes en Bolivia luego de que la presidenta interina Jeanine Áñez promulgara una ley que fija el 18 de octubre como fecha impostergable para las elecciones presidenciales.

Cocaleros, indígenas y juntas vecinales de barriadas afines al exiliado expresidente Evo Morales, que sostienen las protestas desde hace 12 días, se mostraban divididos y en reuniones separadas definían el futuro de sus manifestaciones.

En tanto, la policía detuvo a seis sospechosos tras detonaciones de dinamita y ataques con pintura contra la sede de la Central Obrera Boliviana horas después de que su líder Juan Carlos Huarachi rechazara el acuerdo negociado con mediación de la Unión Europea, los obispos católicos y la representación de la ONU en el país.

No obstante, Huarachi llamó a los movilizados a suspender las protestas que, dijo, “no fueron en vano”.

Unos 7.000 vehículos están varados en las carreteras y la protesta dificulta el suministro a los hospitales de oxígeno para enfermos graves de COVID-19 y otras patologías, según las autoridades.

El albañil Mario Limachi suplicó por oxígeno en un vídeo que sacudió las redes sociales esta semana. Horas después falleció en su casa, dijo la médica que lo trató, Ericka Pérez.

El Ministerio de Salud ha documentado otros casos para una posible demanda penal, afirmó el director de Epidemiología, Virgilio Prieto.

El alcalde de La Paz, Luis Revilla, dijo que los alimentos “se agotarán” en los próximos días si se mantiene las protestas. En Cochabamba, en el centro del país, granjeros damnificados arrojaron leche y pollos muertos contra la gobernación. El gobierno habilitó vuelos para transportar alimentos, las amas de casa se quejan de la escasez y los altos precios y los empresarios dicen que han sufrido millonarias pérdidas.

Son las protestas más duras desde noviembre del año pasado cuando una convulsión dejó 36 muertos después de unas polémicas elecciones anuladas por supuesto fraude que obligaron a renunciar y exiliarse a Morales después de 14 años en el poder.

Áñez asumió para llamar a nuevas elecciones pero la pandemia obligó a postergarlas. “Mas allá de nuestras diferencias, los bolivianos preferimos la democracia a la dictadura; el diálogo al bloqueo (de rutas)”, dijo la mandataria, cuyo gobierno se ha debilitado por la epidemia, la economía en recesión y su decisión de postularse a la presidencia.

El candidato del Morales, el exministro de Economía, Luis Arce, figura primero en las encuestas aunque los votos no le alcanzarían para ganar en una primera vuelta.

La crisis política ha sumido al país en la ingobernabilidad en momentos en que los contagios del nuevo coronavirus suman 96.459 y los decesos 3.884.