El plan de anexión de Cisjordania ¿es una amenaza para el tratado de paz israelo-jordano?

27 jun 2020 – El proyecto del gobierno israelí de anexionarse zonas de Cisjordania, que podría ser implementado a partir del 1 de julio, violaría el tratado de paz con la vecina Jordania y llevaría a Amán a reconsiderar sus relaciones con Israel, estiman los expertos.

Otros consideran, no obstante, que el reino, frágil económicamente y dependiente de una ayuda estadounidense anual de más de 1.000 millones de dólares, no tendría los medios de oponerse al proyecto, avalado por Washington.

Los jordanos en general consideran este plan de anexión como una “amenaza existencial” para su propio país de unos 10 millones de habitantes, más de la mitad, de origen palestino.

No obstante, las encuestas muestran también que los jordanos se oponen en su mayoría al tratado de paz con Israel, firmado en 1994, un año después de los acuerdos de paz de Oslo firmados por Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

El rey Abdalá II, que suele hablar habitualmente de “paz fría” con Israel, ha advertido de un “conflicto mayor” en caso de la anexión de Cisjordania.

“No quiero amenazar (…), pero consideraremos todas las opciones”, alertó en una entrevista en mayo con la revista alemana Der Spiegel.

El primer ministro Omar al Razzaz estima que Amán “se vería forzado a revisar todos los aspectos de sus relaciones con Israel”.

Según los analistas, Jordania dispone, sobre el papel, de varias opciones.

Podría denunciar el tratado de paz o algunas cláusulas, sobre todo las relativas a la cooperación en materia de seguridad e inteligencia.

El reino también podría cerrar la embajada israelí en Amán y convocar a su embajador en Tel-Aviv.

“Jordania debe enviar un mensaje fuerte a Israel y a los estadounidenses que diga ‘si optan por este camino (la anexión), anularemos el tratado de paz’”, arguye Oraib al Rintawi, director del centro al Qods para estudios políticos.

Para el exministro de Información, Mohamed al Momani, la anexión sería “una violación” clara del tratado de paz que estipula que “ninguna parte emprenderá una acción unilateral en detrimento de los intereses de la otra parte”. Y “los intereses jordanos reposan en la creación de un Estado palestino”.

“Amenaza directa”

La anexión es una “amenaza directa para la seguridad nacional jordana”, dice Momani, que considera que Jordania podría presionar a nivel de Consejo de Seguridad de la ONU o recurrir a la Corte Penal Internacional (CPI).

Jordania, junto con Egipto, es el único país árabe que ha suscrito un tratado de paz con Israel.

Los analistas consideran que Amán lo firmó en 1994 pensando en abrir la vía a la creación de un Estado palestino y resolver el problema de los refugiados palestinos.

Encajonada entre Israel y Jordania, Cisjordania -que incluye Jerusalén Este – estaba bajo administración jordana hasta que Israel se apoderó del territorio en 1967, en la Guerra de los Seis Días.

Centenares de miles de palestinos se refugiaron en Jordania, sumándose a los que huyeron con la creación del Estado de Israel en 1948.

Unos 2,2 millones de refugiados palestinos están actualmente registrados en Jordania ante Naciones Unidas.

Para los palestinos, el proyecto de anexión israelí imposibilitaría la creación de un Estado palestino viable.

Una opinión compartida por el rey Abdalá II, que reitera que no puede haber alternativa, y que los refugiados no pueden residir de manera permanente en un país de acogida.

“Retórica”

En las calles de Amán, los jordanos apoyan la visión de su monarca.

“El plan de anexión es un peligro existencial para Jordania y Palestina”, dice Abdalá Musa, un comerciante de 44 años.

Luay Malhass, fotógrafo, teme que “decenas de miles de palestinos (se vean) forzados a huir de Cisjordania”.

El rey Abdalá tomaría “la decisión más importante de su reinado” iniciado en 1999, rompiendo con Israel, dice Musa.

Las modalidades prácticas para que Jordania pueda impedir la anexión son muy limitadas, advierten los analistas.

Amán “está vinculado estratégicamente a Estados Unidos (…) y muy dependiente de la ayuda estadounidense”, subraya Ahmas Awad, director del Centro Phoenix para los estudios económicos e informáticos.

Amán “puede suspender el tratado (…) pero no hará nada en particular para impedir la anexión”, dice por su parte Kirk Sowell, analista de Utica Risk Services.

¿Suspender la cooperación de seguridad? ¿Energética? En ambos casos, Jordania se tiraría una bala en el pie“, advierte.

“Habrá mucha retórica, pero Jordania no puede hacer nada”, zanja. (24matins)