MÉXICO: De las caravanas a manos de los narcotraficantes

Enrolan a buscadores de asilo o a miembros de caravanas

CIUDAD DE MEXICO, 4 FEB 2020 – Los peores vaticinios de expertos y de activistas se cumplieron, pues llegados en caravanas de centroamericanos o solicitantes de asilo que han sido trasladados a México en espera de una respuesta son raptados y obligados a trabajar para el crimen organizado.

De acuerdo con la organización no gubernamental Médicos Sin Fronteras (MSF) muchas personas devueltas a México bajo el denominado “Protocolo de Protección a Migrantes” están siendo acechadas por la delincuencia y son presionadas para realizar labores ilegales.

Para darse una idea del tamaño del fenómeno, MSF indicó que 33 de 44 personas a la que se brindó atención mental en octubre de 2019 dijeron haber sido secuestras la semana previa, una estadística “sin precedentes” en 6 años de presencia de la organización en México.

A juicio de la entidad, que labora en apoyo a víctimas de la violencia y de las guerras civiles en numerosos países, especialmente en Africa, para el crimen organizado los inmigrantes son simplemente “mercancía”.

“Tuvimos un incremento en el período que duraba el secuestro, teniendo casos de personas y familias que fueron retenidas por varias semanas, mientras uno u otro miembro de la familia era obligado a trabajar para la organización”, señaló Sergio Martín, coordinador de MSF en México.

Las pandillas y organizaciones delincuenciales aprovechan la tremenda necesidad que afrontan los inmigrantes, muchos de los cuales se encuentran con los bolsillos vacíos y con familiares en Estados Unidos, por lo que intentan obtener algún ingreso y es cuando las bandas se aprovechan para “forzarlos a trabajar”.

La zona donde especialmente ocurren estos casos es la del estado de Tamaulipas, especialmente la ciudad de Nuevo Laredo, limítrofe con el estado de Texas, dominada por el llamado Cartel del Noreste, surgido de una disolución de Los Zetas, una desalmada banda responsable de grandes masacres.

La violencia que se vive en Tamaulipas es clasificada por el Departamento de Estado de Estados Unidos como Nivel 4, similar a la que se registra en Siria y Afganistán, dos países azotados por guerras civiles. La devolución de inmigrantes por parte del gobierno del presidente Donald Trump, una especie de esquema de “Tercer País Seguro”, como el que opera en Turquía con los refugiados sirios, aunque el nombre que el gobierno local le puso se llama “Quédate en México”, comenzó en julio de 2019.

Trump había amenazado a México con imponerle aranceles a sus importaciones si no adoptaba medidas para frenar la avalancha migratoria en su frontera sur, que comenzó en octubre de 2017.

México aceptó entonces enviar a 26.000 elementos de la Guardia Nacional para impedir el paso de las caravanas, pero al mismo tiempo aceptó servir de “sala de espera” para trasladar a sus ciudades de la frontera norte a miles de extranjeros que esperan la resolución de sus juicios de asilo, procesos que suelen demorar meses y hasta años.

Según un informe oficial difundido por el Instituto Nacional de Migración (INM) hace unos días, Estados Unidos regresó a México a 84.583 inmigrantes que solicitaron asilo en 2019.

Durante el año pasado, México deportó a unos 177.000 centroamericanos, pero aún así la presencia de personas que lograron dispersarse por el país y no pudieron entrar a Estados Unidos es cada vez mayor.

Sólo en las Estaciones Migratorias se contabilizaron 179.971 centroamericanos que ingresaron en forma irregular al país.

Además, están los 62.000 migrantes que fueron devueltos por Estados Unidos y que no calificaron para recibir asilo.

Además de mexicanos y centroamericanos, hay deportados cubanos, nicaraguenses, venezolanos, colombianos, brasileños, panameños, uruguayos, dominicanos, ecuatorianos, beliceños, paraguayos y de Trinidad y Tobago.

La presencia masiva de centroamericanos y extranjeros de diversas nacionalidades se ha convertido en una verdadera “papa caliente” en las ciudades de la frontera norte de México, muchas de ellas azotadas por las pandillas y las bandas criminales. (ANSA).