Al menos 12 agentes asesinados en horas en esta asolada región
CIUDAD DE MEXICO, 17 DIC – La ola de asesinatos de policías en México escala a ritmo vertiginoso, en particular en el central estado de Guanajuato, el epicentro actual de la violencia que estremece al país desde hace 13 años y arroja la escalofriante cifra de 270 mil muertos.
Guanajuato se ha convertido en “el infierno de los policías”, señaló el analista en temas criminales Héctor de Mauleón, en referencia a esta inquietante tendencia.
El fenómeno evoca la vieja canción del venerado compositor José Alfredo Jiménez, según la cual “en Guanajuato la vida no vale nada”, más cierta que nunca en el caso de los encargados del orden público. En sólo unas horas, la semana pasada se registró la muerte de 12 uniformados municipales en Guanajuato.
Las primeras investigaciones señalan que a unos los asesinó el Cártel de Jalisco Nueva Generación y a otros su archirrival el Cártel de Santa Rosa de Lima, que se disputan territorios en el Altiplano central del país.
De acuerdo con las estadísticas, 2019 cerrará como el año con más homicidios intencionales en México en la historia reciente, pero también con el de más asesinatos contra policías (414).
Se estima que cada día en México mueren 1,8 agentes en el país, según la organización Causa en Común.
Las cifras de asesinatos de policías en México superan a las registradas en 2018 en Brasil (307) y en Estados Unidos (52).
En Guanajuato, que según De Mauleón “se convirtió en el estado más peligroso para los policías”, pues durante este año han perdido la vida hasta ahora 64 agentes, que se han convertido en blanco favorito de las bandas criminales.
Versiones del gobierno local indican que el 80% de las víctimas estarían en la lista de cómplices de grupos delincuenciales, lo que genera poca empatía en la sociedad sobre la gravedad del problema y no causa el mismo impacto como cuando asesinan a integrantes de otros sectores.
“Gobernadores y policías municipales contratan policías, los maltratan, no los profesionalizan y cuando los matan no les importa”, señaló la presidenta de Causa en Común, María Elena Morera.
“Si no nos importa la vida de los policías, cómo podemos pedirles que protejan la nuestra?”, se preguntó el experto en seguridad Alejandro Hope, al dar cuenta que la mayoría de las veces, estos casos quedan impunes.
Guanajuato lidera a los estados con mayor número de homicidios contra fuerzas del orden público pero otras provincias que registran niveles preocupantes de asesinatos son Michoacán (sur, 40), Chihuahua (norte, 31), Jalisco (occidente, 29), Guerrero (sur, 25) y Estado de México (centro-sur, 23).
Apenas el miércoles pasado, hombres con armas largas y granadas, presuntamente integrantes del Cártel de Jalisco atacaron el cuartel policial de Villagrán, Guanajuato, dejando tres oficiales muertos. Cuatro uniformados más fueron secuestrados por el comando, pero dos días después, sus cadáveres fueron encontrados envueltos en bolsas negras de plástico y abandonados sobre la ruta que comunica a las ciudades de Celaya y Salamanca. El mismo día del ataque a la comandancia de Villagrán, se encontraron los restos descuartizados de la oficial de la policía preventiva de Irapuato, Sonia Arellano, quien secuestrada previamente junto con su esposo y su hijo. Arellano había sido condecorada con el reconocimiento al Mérito Policial 2019 en agosto pasado. En Guanajuato en particular se disparó la cifra de asesinatos de guardianes del orden a raíz de una ofensiva lanzada desde principios de este año por la nueva administración del presidente Andrés López Obrador contra el robo de combustible, llamado “huachicol”, que había alcanzado niveles escandalosos.
El Cártel de Santa Rosa lideraba este delito pero a raíz de esta estrategia quedó fuertemente debilitado, sólo que a favor de su competencia, el Cártel de Jalisco, que ahora encabeza este delito, que deja cada año rentas por unos 2.000 millones de dólares a los grupos criminales.
“La oleada de policías asesinados en los últimos meses es un reflejo del triunfo del crimen organizado, del deterioro de las instituciones, del fracaso de la nueva estrategia”, señaló De Mauleón. (ANSA).