Crece controversia por rasgo “afeminados” de legendario rebelde
CIUDAD DE MEXICO, 14 DIC – La controversia por el “Zapata Gay”, como se ha dado en llamar a una pintura de Emiliano Zapata, donde aparece una versión “afeminada” del legendario héroe de la guerra civil de 1910, sigue “al rojo vivo” en medio de la confrontación entre grupos homosexuales y de campesinos.
La imagen distorsionada del famoso “Caudillo del Sur”, que postulaba el lema “Tierra y Libertad” tocó fibras muy sensibles del imaginario colectivo en este país.
Zapata y Pancho Villa representan los artífices más emblemáticos de la Revolución Mexicana de hace un siglo, que puso fin a tres décadas de dictadura cruel de Porfirio Díaz.
Tradicionalmente, Zapata es visto como una suerte de “icono” del guerrillero viril y machista sobre el conflicto que cobró un millón de vidas.
Sin embargo, la obra “La Revolución” rompió con este mito y de paso desempolvó una vieja historia sobre algunas inclinaciones homosexuales del héroe guerrillero, a quien algunos autores señalan que tuvo un “romance” con Ignacio de la Torre, “el rey del azúcar”, un notable terrateniente casado con la hija de Díaz.
La propia esposa de De la Torre, habría dado testimonio sobre ese vínculo en uno de sus diarios, citado en el libro “El álbum de Amada Díaz”, del escritor Ricardo Orozco, y luego incorporado en la novela “Zapata”, del autor mexicano Pedro Angel Palou.
Zapata, que fue “caballerango” (mozo de cuadras) de De la Torre, durante algún tiempo, aparece en el cuadro de una exposición en honor a Zapata con “stiletto”, semidesnudo, con un sombrero de charro color rosado y montado en un caballo rampante, mostrando un gesto de afeminada sensualidad.
A unos días de que fuera abierta la muestra en el Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana, cientos de campesinos se enfrentaron a golpes con decenas de miembros de la comunidad gay afuera del recinto, el máximo santuario de la cultura nacional. Jorge Zapata, nieto del prócer que le dio nombre a numerosas calles y avenidas de México y cuyas esculturas adornan plazas grandes y pequeñas en todo el país, anunció su intención de querellar a las autoridades culturales responsables de la muestra y al pintor Fabián Cháirez.
“Lo que venimos a exponer a la burrada (estupidez) que hicieron de exponer una imagen de nuestro general en Bellas Artes”, dijo Jorge Zapata, quien acusó al artista de ser un “desconocido en busca de fama” y dijo que se busca “denigrar la figura” del general, que combatió a Díaz, al frente de campesinos esclavizados del sur del país.
Inclusive, Zapata y miembros de sindicatos campesinos amenazaron con quitar la pintura y quemarla, hasta que las autoridades dialogaron con ellos y acordaron colocar una placa junto a la obra con sus argumentos.
No obstante, el conflicto no terminó y ahora centenares de integrantes de la comunidad LGBT+ se concentraron el viernes frente al Palacio de Bellas Artes vestidos con coloridos atavíos, como “drag queens” y con sombreros de charro al estilo de los filmes del cantante y actor Jorge Negrete y grandes bigotes zapatistas.
“Abran su mente a lo nuevo porque estamos en el siglo XXI.
Hay estamos en una edad moderna. Ya no es una edad donde las personas se tengan que ocultar. Ya no es un tiempo en el que nos tengamos qué guardar en el closet”, afirmó el activista Arturo Lopfer.
Dirigentes de la comunidad gay estimaron que es una forma de “censura” la colocación de la placa junto al cuadro Chárez y acusaron de “homofóbicas” a las autoridades culturales por aceptar las peticiones de los miembros del Frente Auténtico del Campo y otras organizaciones campesinas.
El director de la asociación Altarte, Salvador Irys, señaló que “compararnos con una mujer no tiene por qué ser degradante, ni tendría por qué ofender a nadie. Todos somos iguales”.
“La libertad creativa y la libertad de expresión es imaginar otros mundos donde todo sea posible. En los mundos que crea Fabián Cháirez la igualdad y la diferencia de raza, de identidad y de orientación sexual no existe”, señaló.
Irys dijo que “el hecho de que un grupo de personas que han hecho declaraciones de odio tengan un espacio en un recinto cultural es bastante triste”. (ANSA).